Lunes, 13 Febrero 2023 13:20

Celebrando la Palabra - VII Domingo del Tiempo Ordinario - (19 de febrero)

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VII Domingo del Tiempo Ordinario. 19 de febrero de 2023.

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1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar un cartel con una de estas frases: “El que ama perdona siempre”, o “¿Amar?... hasta a los enemigos”.

 

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. Acudimos a la celebración desde las tareas y los compromisos de la vida. Durante la semana hemos estado inmersos en responsabilidades de tipo personal, familiar, laboral o vecinal. Esta celebración pretende potenciar todo lo que somos y todo lo que hacemos. Nos reunimos en torno a Jesús, para expresar, como Él, la admiración que sentimos por Dios y para darle gracias por lo mucho que nos ayuda. Nuestra vocación de bautizados se resume en amar y ser santos, según el ejemplo que Dios nos ha dado, es una tarea para toda la vida; Él no nos fallará.

Canto

Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos a Dios, que hace salir el sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos.

Acto penitencial

Tú que eres santo: Señor, ten piedad.

Tú que quitas el pecado del mundo: Cristo, ten piedad.

Tú eres misericordioso: Señor, ten piedad.

Gloria

Oración. Dios, Padre bueno, reconocemos que eres santo y misericordioso sin límites. Sentir tu presencia es una bendición y un estímulo para convivir dignamente. Padre, que los bautizados sepamos ser anuncio y testimonio de esa vida alternativa a la que nos invita el Evangelio. Por J. N. S. Amén.

 

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición a las lecturas. Todos estamos convocados por Dios a vivir de tal modo que lleguemos a una vida plenamente feliz: la santidad, que tiene que reflejarse en la vida cotidiana. Las lecturas que vamos a escuchar, nos trazan con ejemplos claros y prácticos cómo quiere Dios que trabajemos la santidad. Solamente perdonando de corazón alcanzaremos la libertad de los hijos de Dios.

Lecturas. Eclo 27,33.28,9. Salmo o canto. Rom14,7-9. Aclamación. Mt 18,21-35 Breve silencio

Comentario homilético. “¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?”. Esta experiencia a la que alude San Pablo, es la mejor onda para captar la mentalidad de Jesús. Sin esta experiencia religiosa y sin la sabiduría del corazón no es posible entender el Evangelio en toda su hondura y plenitud. Jesús nos dice que la mejor referencia para ser verdaderamente dignos es el propio Dios Padre, sorprendentemente generoso, “que hace salir el sol sobre buenos y malos y manda la lluvia a justos e injustos”.

No podremos asimilar en plenitud el Sermón de la Montaña, si funcionamos con otra mentalidad. Por ejemplo, existe la dinámica de la venganza: “me la has hecho, pero me la pagarás”, la mentalidad del contrato: “me has regalado tal cosa y ahora... ¿cómo te lo pago yo?” También oímos o decimos: “nadie me pude pedir nada, porque no debo nada a nadie”. El modo de actuar de Dios es totalmente distinto. Él es pura gratuidad, desbordamiento de amor ilimitado: donde abundó el pecado, sobreabundó la misericordia redentora.

El ideal del Sermón de la Montaña va al fondo, al núcleo de la persona; coloca al ser humano frente a su honestidad y lo impulsa hacia el horizonte ilimitado de la perfección: amor sin límites incluso a los enemigos; misericordia y perdón sin recorte alguno; respeto exquisito; ejemplo constante; transparencia en todo; responsabilidad al cien por cien, es decir, vivir según Dios. Él es siempre el modelo, la medida que no tiene medida. ¿El Evangelio coloca el listón muy alto? Sí, pero contamos con su ayuda, Él nunca nos fallará. Silencio de interiorización

Credo

Oración de los fieles

Oremos para que se impregne la sociedad de los valores del Evangelio por medio de la presencia activa de los cristianos, roguemos al Señor

Oremos para que todos seamos artesanos de la paz, superando siempre la reacción del ojo por ojo y diente por diente. roguemos al Señor

Pidamos que el Espíritu ilumine nuestras Comunidades para testimoniar la bondad de Dios que no se cansa de querer a todos sin distinción, roguemos al Señor.

Oremos por la paz y reconciliación entre todos, roguemos al Señor

 

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. Dios es bueno con todos. Jesús nos lo pone como ejemplo de perfección. Él mismo pasó por la vida haciendo el bien. Ahora, con su Espíritu y el alimento eucarístico, podemos ser dignos hijos de tan buen Padre.

Canto

Introducción al Padre nuestro

Te alabamos con toda el alma, Padre santo.
Nos conmueve tu cariño generoso y sorprendente.
Haces salir el sol sobre malos y buenos
y mandas la lluvia a justos e injustos.

¡Qué diferente eres, Dios bueno!
No nos tratas como merecen nuestros pecados
ni nos pagas según nuestras culpas;
al contrario, nos colmas de gracia y de ternura.

¿Dónde se ha visto eso?
Sólo una madre representa de lejos tu capacidad de amar.

Padre, eres divinamente original:
misericordioso hasta el derroche,
rico en clemencia, desbordado de amor;
todos tus sentimientos son buenos sin excepción.

Jesús te pone de ejemplo:
“sed perfectos como el Padre es perfecto”.
Es cierto: no hay más norma que el servicio
ni mejor fuerza que el amor.

Lejos de nosotros la envidia, la venganza
y todas las manías que enturbian la convivencia.

Sólo nos salva la finura de espíritu
y una misericordia ilimitada como la tuya.

Emocionados por el ejemplo inmenso que nos das,
te decimos con admiración: Padre nuestro....

Gesto de la paz

Distribución de la comunión: canto

Acción de gracias

Padre bueno, te damos gracias porque nos enseñas el verdadero amor: generoso, desinteresado, sin distinciones... Después de purificar nuestros sentimientos, nos recuerdas que somos el relevo de Evangelio en este momento.

Padre, queremos parecernos a Ti en obras y en palabras, tanto en el testimonio personal como en el testimonio comunitario.

 

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Caminar día a día hacia la perfección que nos pide Jesús y amar como Él nos ama.

Oración después de la comunión. (se toma del misal)

Bendición

Monición final. Nos hemos motivado en el valor de la santidad. Es un compromiso diario, ello nos reta a ser elegantes y generosos, incluso con aquellos que no nos quieren o nos caen mal. Demostremos, como creyentes, que es posible “amar a los enemigos, hacer el bien a los que nos aborrecen y rezar por los que nos persiguen y calumnian”. Feliz semana para todos.

Canto final y despedida

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