En este tercer domingo nuestros brazos se abren para acoger los gritos de los nuevos profetas, y se mantienen firmes para no acoger-rechazar- el mundo de la mentira y la perversión. Jesús no cedió nunca ante el príncipe de la mentira y de sus seguidores que convirtieron el templo en un mercado, donde en el nombre de Dios se hacía negocio y se explotaba a las personas. Con la fuerza que tienen los M.C.S. que nos envuelven cualquier injusticia en papel de celofán hemos perdido los cristianos la capacidad profética y nos lo tragamos todo sin paladear. Volvamos los ojos a los profetas de nuestro tiempo, pongámosles rostros y nombres y apoyémosles en sus reivindicaciones y denuncias. El Papa Francisco es uno de los profetas de nuestro tiempo, una de las voces que denuncia con más nitidez. Apoyemos sus gritos.
EVANGELIO
Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «Qué signos nos muestras para obrar así?».
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
Pero él hablaba del templo de su cuerpo.
Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
(San Juan 2, 13-25)
COMENTARIO
La imagen que tenemos de Jesús es la de una persona buena y, con razón, porque Jesús es la mejor persona que ha pisado este mundo. Por eso hoy nos sorprende y casi nos cuesta aceptar a un Jesús irritado y reaccionando con un tono violento. ¿Qué le pasó a Jesús en aquel momento? Que le salió la veta profética al descubrir que la casa de su Padre, llamada a ser un lugar de oración y de compartir, era un auténtico mercado, donde bajo pretexto religioso se compraba y se vendía, se engañaba y se esquilmaban los recursos de los pobres. Demasiado para Jesús que tenía la experiencia de un Dios gratuito e invitaba a los suyos a “dar gratis lo que recibisteis gratis”.
Puede ser este domingo una oportunidad para tomar conciencia de que acostumbrados a pasarnos la vida negociando unos con otros, también acabemos negociando con Dios. ¿Cómo? Le obsequiamos a Dios con algún acto de culto para quedar bien con él y así le tenemos de nuestra parte, compramos y pagamos las misas y le hacemos alguna promesa a cambio de algún beneficio…y creemos que de este modo ya amamos a Dios. Dios es gratuidad pura, Dios lo regala todo, incluso a su propio Hijo…Dios reacciona como lo hizo Jesús cuando intentamos negociar con El. ¿Es así nuestra relación con El? Dios no quiere sacrificios, sólo quiere amor.
PARA PENSAR Y ACTUAR
“No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”. Jesús se indigna ante la perversión de hacer de la religión un mercado. Para Él la verdadera religión consiste en una relación gratuita y confiada con Dios; y los verdaderos templos, como Él mismo, son todas las personas.
• A la luz de este Evangelio revisa tu relación con Dios. ¿Es una relación confiada, abierta, generosa, dispuesta para acogerle a Él y su plan de amor?, o ¿es una relación en la que tratas de poner a Dios al servicio de tus intereses egoístas?
• Déjate acompañar por la misma indignación de Jesús al ver convertidos sus templos vivos en un mercado. Revisa tu relación con los otros, con los pobres y excluidos por el mercadeo. Qué llamadas sientes. Pregúntate qué puedes hacer para dignificar la vida de quienes más sufren las injusticias de este mundo.
• Pregúntate qué puedes hacer para que la Iglesia, de la que formas parte, vaya creciendo en ser casa del Padre donde se acoge a todo hombre y mujer.
EL DIOS DEL PORCHE
La parroquia ha estrenado un porche que acaba de ser construido, para solucionar unos problemillas y por imperativo legal. Pero la idea del porche nació, también, de otros planteamientos. Se quería fuese una parroquia de acogida y de encuentro. Faltaba un espacio para saludarse tranquilamente, para que los niños jugasen cuando van a catequesis. Un lugar donde se conviviese y viviesen cosas de la vida y la fiesta. Se imponía pasar del Dios del templo al Dios del porche. Porche sencillo que termina, junto a las demás dependencias, de configurar la heterogénea comunidad parroquial, dándole el calor y la luz de un hogar.
El porche fue bendecido en la fiesta de Cristo Rey, con una gran participación de los niños y jóvenes de la comunidad. Allí, se celebró un aperitivo solidario cuya recaudación fue destinada a un proyecto de Manos Unidas, en Mozambique. Acto que hizo que se sintiesen conocedores un poco de África, que también son hermanos nuestros, y que la Eucaristía nos pide ir por el mundo a anunciar el Evangelio. El sentimiento era que otro mundo es posible y que hay que colaborar.
ORACIÓN
Señor Jesús, enséñame a denunciar
a quienes profanan personas,
que son tus verdaderos templos.
Hay mercaderes de niños, de obreros,
de órganos y de esfuerzos;
hay mercaderes de vida y mercaderes de sueños…
Mercaderes que arruinan tus templos,
rentistas, ricachones y usureros
los traficantes de esclavos,
que matan el alma y el cuerpo;
los que negocian con armas,
asesinos de los pueblos,
y los culpables del hambre, auténtico sacrilegio.
Los mercaderes de templos,
siempre tienen un mismo nombre: Don Dinero.
Que no me calle, Señor,
que reivindique, ahora y siempre,
la dignidad de tus templos.
Que me sienta capaz de luchar
Contra los mercaderes de templos. Amén