Pascua24 - Tercer Domingo

Pascua24 - Tercer Domingo

“La alegría de acompañar. Cuidar la Vida y hacerla crecer”. Este es el lema que nos va a acompañar y animar en el Tiempo de Pascua de este año 2024. Y este Tercer Domingo se centra en que “Las sorpresas de la vida, a veces, nos ayudan a abrir los ojos para reconocer a Jesús Resucitado”.

 

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EVANGELIO

Aquel mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo:

- ¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?

Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió:

- ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días? [...]

- Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.

Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista.

Y se dijeron el uno al otro:

- ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?

Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:

- Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.

(Lc 24, 13-15)

 

COMENTARIO AL EVANGELIO

El relato de Emaús resume la experiencia pascual de los discípulos de Jesús. Una experiencia de fracaso y decepción que sólo cambia cuando el resucitado toma la iniciativa de salir a su encuentro. El texto nos descubre las grandes dificultades por las que atravesaron aquellos hombres y mujeres hasta que pudieron reconocer al resucitado. El texto nos describe el nacimiento a la fe y con ella, a la misión: “Se les abrieron los ojos”; le reconocieron “al partir el pan” y se volvieron a Jerusalén a contarles a sus compañeros la buena noticia.

Así es la experiencia pascual. Así fue al inicio y así es hoy. Vieron a Jesús, convivieron con él pero, su mirada, distraída y superficial, no supo ver el profundo misterio que habitaba su vida. Lo mismo nosotros hoy, podemos recitar el credo de memoria, oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar y, sin embargo, no comprender a Jesús y no tener la experiencia de su compañía.

La sociedad está cambiando a una velocidad de vértigo y, con ella, cambiamos nosotros también. Y vemos cómo el sentido de la vida, los valores y gustos, fluyen por otros cauces; y cómo las personas caminan y caminamos por otros senderos. Personas que antes venían por la parroquia, dejaron de venir un día y cada vez hay más bancos vacíos en nuestras celebraciones. Y en nosotros puede asomar el cansancio, la duda, el desánimo, la decepción. ¿Acaso no somos nosotros los discípulos de Emaús de hoy que necesitamos ser encontrados por Él?

Jesús tomó la iniciativa entonces y lo hace ahora también. Como un desconocido se pone a caminar a nuestro lado, nos pregunta, desea ayudarnos a ver los 4, acontecimientos desde el modo de mirar de Dios. Abramos los ojos y el corazón para poder experimentar que, como nos dice el papa Francisco “con Jesús, siempre nace y renace la alegría” (EG, 1).

 

TESTIMONIO. MARÍA

"Entra en el despacho una joven. Viene con su niño en el carrito. 21 años. Me dice que esta mañana ha salido de casa, escapada. Su marido la insulta y la golpea. Ya no puede más. Viste pijama y una simple chaqueta. Lleva dos años con su pareja. Y al poco de tener el niño, él la comenzó a humillar e insultar constantemente. Me dice que él se ha dado al vicio del porro y que ella ha de buscarse la vida para el nene. No quiere denunciarle.

Gente en los márgenes de la vida. Vidas rotas desde el principio. Exclusión creciente y heredada. Desesperación en el rostro. Soledad. Vacío y huida. Trato de ponerme en su piel. Sentir su dolor. ¡Cuánta distancia nos separa! Gracias, Jesús Resucitado, por salirme al paso esta tarde en mi camino hacia la Pascua".

 

PARA PENSAR Y ACTUAR

Más al fondo de las verdades doctrinales recogidas en los catecismos, más al fondo de las normas morales que conlleva la práctica de la vida cristiana, siempre más al fondo está la experiencia de encuentro con Jesús, el Cristo resucitado. Así nos lo cuenta el relato de Emaús. El cristianismo tendrá futuro si se abre, de nuevo a esta experiencia. «El cristiano del futuro -decía Karl Rahne- o será un “místico”, es decir, una persona que ha “experimentado” algo o no será cristiano. Porque la espiritualidad del futuro no se apoyará ya en una convicción unánime, evidente y pública, ni en un ambiente religioso generalizado, previos a la experiencia y a la decisión personales».

¿Tenía razón Karl Rahner cuando pronunció esas palabras, hace hora más de cincuenta años? ¿Qué piensas de sus palabras?

 

ORACIÓN

Porque es tarde,
porque anochece ya,
y se nubla el camino;
porque temo perder
as huellas que he seguido,
no me dejes tan sola
y quédate conmigo.

Porque he sido rebelde
y he buscado el peligro,
y escudriñé curiosa
las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor,
y quédate conmigo.

Porque ardo en sed de Ti
y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa,
bendice el pan y el vino.
¡Qué aprisa cae la tarde...!
¡Quédate al fin conmigo!

Ernestina de Champourcín