El próximo 24 de diciembre a las 19:00h., con el rito de Apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro por parte del Papa Francisco se abrirá oficialmente el Jubileo 2025. Un Año Jubilar que lleva por lema “Peregrinos de la Esperanza” y que fue convocado, el pasado 9 de mayo, por el Papa con la bula “Spes non confundit”.
En esta carta el Papa Francisco expresa su deseo de que este Jubileo «pueda ser para todos un momento de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, “puerta” de salvación (cf. Jn 10,7.9); con Él, a quien la Iglesia tiene la misión de anunciar siempre, en todas partes y a todos como “nuestra esperanza” (1 Tm 1,1)».
Unos días más tarde, el 29 de diciembre, todas las catedrales del mundo católico, se unirán al comienzo de este Año Jubilar. Una celebración -presidida por nuestro obispo D. Mikel- que en la Catedral de Palencia comenzará a las 18:00h. y que coincidirá con la Fiesta de la Sagrada Familia.
INVITACIÓN DE NUESTRO OBISPO D. MIKEL
Mons. Mikel Garciandía, obispo de Palencia, por medio de una carta dirigida a la Diócesis nos anima a unirnos a esta apertura del Año Jubilar 2025 en nuestra querida Catedral.
D. Mikel pide, asimismo que se comunique al pueblo de Dios que las misas vespertinas del domingo 29 de diciembre en la capital palentina, se suprimirán para favorecer unirnos a la celebración de apertura en la S. I. Catedral.
Recordando que ese mismo día conmemoramos la Jornada de la Sagrada Familia, afirma que “es una grandísima oportunidad para celebrarlo como Iglesia Familia en nuestra Diócesis palentina”.
D. Mikel aprovecha la carta para desear “una muy Feliz Navidad” y manifiesta su convencimiento de que “la Esperanza, en este año próximo, nos va a ayudar a cambiar el corazón, las actitudes y, nuestro estilo comunitario de seguir a Jesús, va a llegar a muchas personas que todavía no lo conocen”.
EL JUBILEO EN EL PUEBLO DE ISRAEL
Según la ley de Moisés, cada siete años se celebraba el “año sabático”, durante el cual se prescribía: el reposo de la tierra -lo que producía por sí sola era para los pobres-, el perdón de las deudas y la liberación de los esclavos.
Así, cada siete sabáticos, es decir, cada cincuenta años, se celebraba el año jubilar, llamado así porque se anunciaba por el sonido de un cuerno de carnero (Shofar o Yobel en hebreo, que dio origen al Jobelaios griego y al Jubileus latino); en definitiva, un año sabático que se celebraba con mayor solemnidad.
En estos años -el sabático y jubilar- se buscaba de un modo especial la armonía añorada del paraíso... pues “vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho” (Gén 1, 31a. 2,2).
EL JUBILEO DE LOS CRISTIANOS
Estando Jesús en la sinagoga de Nazaret (Cf. Lc 4, 16-30) hizo suya la profecía de Isaías que dice: “El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para curar los corazones desgarrados, proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad; para proclamar un año de gracia del Señor”.
De este modo, el Jubileo es una característica de la misión de Jesús. Él ha venido para instaurar “el año de gracia” y el “tiempo de la salvación”. Celebrar el Jubileo, por tanto, es actualizar de forma especial esa misión. Por eso, cuando la Iglesia ha instaurado los años santos o jubileos, lo que intenta es poner en práctica la misión que define a Jesús: “Anunciar un año de gracia”.
El primer jubileo fue convocado por Bonifacio VIII en el 1300. Al principio, se celebraban cada 100 años; luego, cada 50 (recuperando el sentido bíblico); después, cada 33 (en recuerdo de la edad de Jesús), y actualmente, cada 25 años.
LA ESPERANZA NO DEFRAUDA
Con la celebración del Jubileo 2025, Dios nos pone en el camino un momento fuerte, y nos regala todo un año para sanar nuestras heridas y pecados contra la esperanza. En palabras del Papa Francisco «la vida cristiana es un camino, que también necesita momentos fuertes para alimentar y robustecer la esperanza, compañera insustituible que permite vislumbrar la meta: el encuentro con el Señor Jesús. Me agrada pensar que fue justamente un itinerario de gracia, animado por la espiritualidad popular, el que precedió la convocación del primer Jubileo en el año 1300».
«Al mismo tiempo -como afirma el Papa en la bula “Spes non confundit”- este Año Santo orientará el camino hacia otro aniversario fundamental para todos los cristianos: en el 2033 se celebrarán los dos mil años de la Redención realizada por medio de la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesús. Nos encontramos así frente a un itinerario marcado por grandes etapas, en las que la gracia de Dios precede y acompaña al pueblo que camina entusiasta en la fe, diligente en la caridad y perseverante en la esperanza (cf. 1 Ts 1,3)».