Como en años anteriores, nuestro Obispo convoca a los presbíteros y diáconos de nuestra Diócesis para un Encuentro ministerial al comienzo del curso. Una nueva Jornada del Clero para reemprender juntos el camino y afrontar los retos del tiempo que comienza.
CARTA DE NUESTRO OBISPO
Queridos hermanos sacerdotes y diáconos:
Recibid mi cordial y fraterno saludo desde la comunión eclesial en Cristo y su Espíritu que nos une y desde la fraternidad ministerial que nos vincula y potencia para el discipulado y la misión, con mi saludo vaya también mi gratitud sincera por lo que sois y hacéis en esta iglesia.
Pasado ya prácticamente el verano con sus fiestas, ajetreos y tareas pastorales, tenemos que reemprender la marcha, como los de Emaús, afrontando el nuevo curso con ilusión, coraje, parresía, alegría y esperanza tanto por amor a Aquel que nos ha amado y escogido y nos ama y confía en nosotros, como por amor al pueblo, a los hermanos, a nosotros encomendados por el Buen Pastor.
Comenzaremos con una convivencia fraterna en el Seminario Menor el día 17 de septiembre, lunes, con el fin de calentar el ánimo con el fuego del Espíritu. El orden del día es este:
10.00: Acogida y oración.
10.30 – 13.30: Trabajo con Antonio Ávila y en grupos. El tema girará entre las relaciones del sacerdote y la comunidad parroquial.
13.30: Presentación de la Programación Diocesana 2018-19 y propuesta de Cáritas para la Formación Permanente.
14.30: Comida Fraterna. Por favor, avisad a D. Emilio, a cerca de vuestra disposición de comer en el Seminario Menor ante del día 13.
16.00: Fin del Encuentro.
Os invito a participar activamente, con presencia física y espiritual, con el alma abierta al Señor y su Espíritu y a los hermanos. Hagamos la experiencia a la que nos invita el salmo 133- (132) que dice: “Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos. Es ungüento precioso en la cabeza, que va bajando por la barba, que baja por la barba de Aarón hasta la franja de su ornamento. Es rocío del Hermón, que va bajando sobre el monte Sión. Porqué allí manda el Señor la bendición, la vida para siempre”.
Os pido a todos, también a los sacerdotes religiosos, que hagáis lo posible y lo imposible por participar en el encuentro, postergando, si se puede, todo lo demás; habladlo con los vecinos y venid juntos en el mismo coche; ofreceos para traer a los jubilados.
Recibid mi saludo fraterno en Cristo Jesús, el Buen Pastor.
+ Manuel Herrero Fernández, OSA
Obispo de Palencia