VI Domingo de Pascua: “Confiando”

VI Domingo de Pascua: “Confiando”

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Llegamos al VI Domingo de Pascua. La palabra clave es “CONFIANDO… atentos a la palabra y amando… su Espíritu nos guiará… por eso no tiembla el corazón... se vive en CONFIANZA.

 

 

DEL EVANGELIO DE S. JUAN 14, 23-29

 

«Dijo Jesús a sus discípulos:

«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que tiemble vuestro corazón ni se acobarde».

 

ORAR CON TU PALABRA

 

Te alabamos, Dios nuestro,
con todos los pueblos
y criaturas de la tierra.

Te cantamos con todos los creyentes
porque riges el mundo
con justicia y santidad
y nos orientas con rectitud y amor.

Nuestra comunidad te agradece
que estés con nosotros,
que nos habites
y nos eduques con tu Espíritu Santo.
Por Él nos enseñas lo fundamental,
nos purificas y haces digna la vida.

Hoy te damos gracias
por la invitación a ser templos tuyos,
a ser, juntos, el altar vivo
de la comunidad y del pueblo.

Recibe el culto
de nuestra fraternidad trabajada,
el sacrificio de la entrega mantenida
y con ganas de avanzar
a ritmo de Evangelio.

Enséñanos a ser libres
a dejarnos habitar por Ti,
siguiendo a Jesús, llenos del Espíritu,
acogiendo la luz
y regalando claridad,
en nuestro vivir cotidiano,
a cuantos nos rodean. Amén.

 

A LA LUZ DE TU PALABRA…

 

Recojo el trabajo del alumnado del Centro de Formación Profesional López Vicuña de la capital. Jóvenes generalmente mayores de 18 años, con o sin compromiso cristiano previo, que a lo largo de los dos años de formación van conociendo e implicándose de forma activa en la pastoral del centro, a la vez que descubren valores nuevos o no tan nuevos, pero olvidados. Este curso el lema es “¿Te atreves?” Invitándoles a preguntarse y discernir sobre su vocación a través de tres verbos: RECONOCER - INTERPRETAR - ELEGIR.

Para reconocer hay que escuchar. Comenzaron realizaron un video con los testimonios de las hermanas de la institución, que les ayudó a conocer su entrega diaria a Dios por medio del trabajo que realizan ayudando a las mujeres en situaciones desfavorecidas. Esto les motivó a colaborar como voluntarios en el centro social: impartiendo clases de refuerzo a hijos de familias necesitadas, cuidando de los pequeños de mujeres inmigrantes mientras estas acudían a los diversos talleres… Algunos ya realizaban actividades de voluntariado y se lo contaron al resto del alumnado. Así conocieron otras muchas necesidades sociales y la cantidad de gente tan bondadosa que nos rodea y da ejemplo silencioso con su entrega.

En el segundo trimestre interpretaron la cuaresma como un camino hacia la esperanza y llenaron el panel de la entrada con objetivos realizables y sobre todo compartidos.

Y ya en la Pascua ha aparecido a elegir el compromiso personal en el que cada uno pueda dar una respuesta personal al sentido de su vida, a las demandas del mundo actual y a Dios. En el panel “SOLO TÚ TIENES LA RESPUESTA” han aparecido frases tan elocuentes y reflexivas que hacen remover el interior de cuantos las leen, y en una urna han ido depositando definiciones de la palabra vocación.

Todo para ayudarles a descubrir la vida como vocación, para ser testigos creíbles que contagien la alegría del evangelio y abran caminos nuevos para tiempos nuevos. Una comunidad educativa que regala un poco de luz.

 

PARA COMPRENDERLA

 

El Evangelio presenta mensajes de despedida. Jesús se va, pero garantiza su presencia por medio del Espíritu. Nos recuerda que somos seres habitados, morada de Dios. Menciona la paz como un regalo que Él nos da, símbolo de su compañía y esa paz nos da: confianza, seguridad, aleja la cobardía y abre la esperanza. Por tanto, que no se encoja el corazón ni se acobarde.

Jesús consuela a sus discípulos con la promesa de que volverá y se manifestará de nuevo a los que le aman, esto es, a los que se dejan llenar de su paz.

Porque la paz que nos da no es la paz que produce la “seguridad” de las cosas del mundo, con una vida sin problemas. La paz de Jesús es: confianza, serenidad interior, es como una corriente que fluye como un río en nuestro interior y nos capacita para vivir y ayudar a vivir a los demás, las contrariedades y sufrimientos de la vida. Es la paz que nos hace vivir con gozo nuestras propias limitaciones, sin perder la luz pascual en nuestra mirada de comprensión a todos y todas, con los que compartimos la vida.

Con todo lo que ello supone de aceptación y tolerancia al hermano diferente, en una sociedad multicultural. Confiando siempre en que la convivencia e incluso la fraternidad es posible.