Del lema de la programación diocesana de este curso, tomamos una parte: “melodías de esperanza”. Al hilo del adviento, tan marcado por el profeta Isaías, poeta y cantor de esperanza en medio de la profunda crisis que supuso el exilio, animador del espíritu comunitario. Poemas y canciones para levantar el ánimo, soñar con ideales, poner al pueblo en camino, dibujar horizontes ilusionantes que den sentido a nuestro caminar.
El viejo Isaías, que tanta influencia tuvo en su pueblo y en el mismo Jesús, es un visionario que se atreve a cantar la esperanza, contra toda esperanza, a cantar la esperanza a los que ya no esperan nada, porque ya lo tienen todo, al menos todo lo que se puede esperar razonablemente: trabajo, familia, bienestar, estabilidad, amistades, respetabilidad...
¿Por qué les llenará la cabeza de pájaros, si ya están bien, más o menos bien?
Pero el canta y canta: de las espadas forjarán arados; no habrá mal en todo mi monte santo... esto que tenemos, todavía no es el sueño a que Dios nos invita... caminemos, cantemos la esperanza de una vida mejor, para todos.
Entrando en el invierno de este 2019, en nuestra tierra vieja, semivacía, satisfecha... Isaías sigue cantando. ¿Qué pretende ese viejo loco? ¿A qué viaje nos provoca? ¿Qué músicas nos propone para avanzar?
Melodías
Melodías, como que se tratara de una banda sonora que ambienta y da tonos vitales, quizá para hacer lo mismo con otro ánimo, con otras ganas, con otras fuerzas, quizá para arriesgar a dar pasos nuevos que provoquen nuevos nacimientos.
Banda sonora, melodía que vamos haciendo nosotros mismos mientras caminamos para sentirnos parte de la misma marcha, para animar la jornada, para animarnos a nosotros mismos, para espantar las sombras, para saludar la mañana...
Melodías que llegan bien adentro, no solo a la cabeza, no solo con ideas, no solo con imperativos éticos, remueven todo el cuerpo, toda el alma, para movilizarnos.
de esperanza
En lugar de cantos de mal agüero, cantores de esperanza. En el invierno de nuestra tierra marcada por la despoblación, el envejecimiento, por la comodidad, el conformismo, el consumo, el desinterés... escuchamos y hacemos sonar melodías de esperanza.
Porque la esperanza no surge de la realidad, es una actitud interior con que uno se enfrenta a esa realidad. No es el entorno el que genera esperanza sino al revés, es la esperanza la que puede cambiar las distintas situaciones en las que nos movemos.
Para eso es el adviento, para quitarle el polvo a las ganas, a la ilusión, al ánimo, cargarse de sentido y de fortaleza ante la dureza de la vida y animar. Para caminar con otros, en comunidad, en familia, para que la vida no pueda con nosotros sino hacernos protagonistas de esa vida.
Que el invierno sea un tiempo de fecundación para una buena primavera.
El cartel
Camino y melodías... en tonos cálidos de esperanza...no es la primavera la que genera la esperanza, es la esperanza la que hace nacer la primavera.
Música que suena en el ambiente a la par que se hace el camino. La música que es parte del mismo camino.
Un itinerario de cuatro domingos
A la luz de las lecturas de cada domingo proponemos un itinerario en cuatro pasos.
El planteamiento de las hojas
Estas hojas dominicales no están propuestas para la iglesia sino para llevar a casa.
Pretender dar una cierta continuidad y profundización a lo que ha acontecido en la celebración. Más despacio, con más tiempo...
Además, dentro de la casa, pudieran ser una hoja encontradiza, para alguno que no se haya acercado a la celebración del domingo pero puede sentirse interpelado, si quiere, a pensar, a sintonizar...
Por supuesto, dentro de la celebración, también se pueden usar las ideas, los comentarios y, sobre todo, la oración final, que puede rezarse en comunidad.
Consta de cinco partes.
• en el evangelio: recoge algún fragmento del evangelio del domingo. Lo hacemos así para que sirva, a los que se encuentren con la hoja y no hayan participado en la celebración.
• entre líneas: un brevísimo comentario a lo que aparece en la lectura para situar el evangelio y las lecturas en la lín0ea de la reflexión propuesta.
• en la vida misma: un hecho de vida que conecte lo que pasó hace dos mil años con lo que nos sigue pasando ahora.
• para pensar: unas breves preguntas para orientar y ayudar en la tarea de situar en la propia vida el ejercicio propuesto cada domingo.
• y una oración: para rezar juntos, para rezar personalmente, para dirigirse a Dios y que nos ayude a sintonizar en sus propuestas y a seguir "caminando y cantando"...
¡Buen adviento para todos que pueda gestar una buena Navidad!