IV Domingo de Adviento - En-manuel

IV Domingo de Adviento - En-manuel

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Un niño que nace, será la señal mostrada. Un niño que nace, unos muchachos que crecen acompañados de un adulto, unos jóvenes que apuestan por seguir en su pueblo para darle futuro...

 

EN EL EVANGELIO

 

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

- José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:

- Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa «Dios-con-nosotros».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer

 

ENTRE LÍNEAS

 

La historia parece sencilla porque estamos acostumbrados a ella y la contemplamos conociendo su desenlace final. Pero, en medio de la duda, la decisión de José supuso para él dejar de lado la ley, los prejuicios, la tradición, el honor... El viejo Isaías le mostró que las señales de Dios tienen que ver con la vida, el cariño, el cuidado, la protección... dejar nacer, hacer nacer, ayudar a nacer... es la mejor señal de que Dios está en medio de nosotros.

 

EN LA VIDA MISMA

 

Manolo es desesperante. Nunca tiene prisa. Quedar con él a tomar café por las mañanas supone tener que esperarlo. Siempre llega tarde. Siempre se ha encontrado con alguien del barrio, o de la parroquia con quien pararse a charlar, a quien escuchar, a quien ofrecerle unas palabras de apoyo. Siempre hay alguien por quien interesarse: por la abuela enferma, por los hijos y sus estudios, por el trabajo que no llega, por el dinero que no alcanza, por las alegrías pequeñas que necesitan compartirse, por las esperanzas frágilmente hilvanadas.

Y la gente que lo conoce y lo sabe, no pierde esa ocasión de encuentro que construye unos instantes de humanidad en medio de las preocupaciones y los agobios cotidianos. Es como la oración del Benedictus: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”.

En muchos como él se humaniza nuestra existencia, y nos visita el sol que nace de lo alto, la misericordia de Dios hecha acogida fraterna. Así pues, seguiremos esperando cuando quedemos a tomar café.

 

PARA PENSAR

 

Llega la “navidad”, ya está aquí, la de los grandes almacenes, con luces compras, cenas... pero puedes hacer que sea más “Navidad”, más “en-manuel”.

Piensa, busca, cómo es posible hacer un poco de Navidad en estos días, dónde hacer nacer, dejar nacer, ayudar a nacer algo, alguien a tu alrededor.

 

Y UNA ORACIÓN

 

Dios en medio de nosotros,
gozándose en nuestros placeres
y sufriendo en nuestras penas,
bailando en la fiesta popular
o velando al difunto con nosotros...

Tú estás siempre con nosotros

Dios tan cercano a mí,

enredado en mis contradicciones,
asomado a mis ojos perplejos,
arrinconado en el desván
o en el sótano con nosotros...

Tú estás siempre con nosotros

Dios en las alturas de la mente

o en los bajos fondos del instinto,
Dios gritando indignado en la plaza
o sentado en el banco del cansancio,
celebrado o ignorado, con nosotros...

Tú estás siempre con nosotros

Con nosotros a lo ancho de la tierra
y a lo largo de la historia;
glorificado en el corazón del mundo,
maltratado en los márgenes de la vida,
agonizando y resucitando con nosotros...

Tú estás siempre con nosotros

Dios en Juan y María, en Andrés,
en Oliva, en Mónica, en el señor Pedro...
Dios en ti y en mí...
en nuestros profundos deseos de vivir,
y en los de todos.

Tú estás siempre con nosotros