Material para el Animador de la Palabra.
Celebración del XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29 de septiembre de 2024.
1. AMBIENTACIÓN
Podemos colocar delante del altar una de estas frases: “¡Ojalá todos fuésemos testigos!” o, “Lo que importa es hacer el bien”.
2. RITOS INICIALES
Monición de entrada. Bienvenidos todos y todas a celebrar la fraternidad cristiana. Como seguidores de Jesús deberíamos de sobresalir por la común-unión no solo entre nosotros, sino también con todos los que apoyan el bien del pueblo y los proyectos vecinales. Las personas creyentes queremos impulsar el Reino de Dios, para lo cual hemos de ir por delante con el ejemplo. Siempre hemos oído que el ejemplo convence más que las palabras.
Hay otros grupos y personas que buscan, como nosotros, el bien de la gente desde otros criterios, otros credos u otras motivaciones. Lo que importa es la unión para el progreso común: de todos y para todos.
¡Ojalá actuáramos todos en consonancia con el Espíritu del Señor!
Canto
Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos al Señor que nos llama a construir el bien con todas las personas de buena voluntad.
Acto penitencial.
Por nuestras envidias y egoísmos, Señor, ten piedad.
Por nuestro orgullo y falta de sensibilidad, Cristo, ten piedad.
Por nuestros malos ejemplos y escándalos, Señor, ten piedad
Gloria
Oración. Oh, Dios, que manifiestas tu poder sobre todo con el perdón y la misericordia, aumenta en nosotros tu gracia, para que, aspirando a tus promesas, nos hagas participar de los bienes del cielo. Por J. N. S. Amén
3. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición las lecturas. Nadie es más libre que el Espíritu de Dios: actúa cuando quiere, donde quiere y como quiere, y siempre al servicio del bien común. Actualmente el Espíritu sigue hablando y actuando por medio de los acontecimientos y de las personas.
El fragmento de la carta de Santiago es una denuncia tajante contra la avaricia porque mata la solidaridad de quienes piensan así y conduce a la explotación de las personas.
El Evangelio nos recuerda que lo característico de los cristianos es promover una vida sana. Nos asegura que todo aquel que hace el bien está a favor del Evangelio... sea o no de los “nuestros”. O lo que es lo mismo: con estas personas tenemos que trabajar codo con codo, tenga la mentalidad que tengan. Porque en el fondo buscan lo mismo que nosotros: hacer el bien a todas las personas.
Lecturas. Nm 11,25-29. Salmo o canto. St 5,1-6. Aclamación. Mc 9,37-42 (Breve silencio)
Comentario homilético. Como hemos escuchado en la monición de las lecturas, es severa la denuncia que hace la carta de Santiago sobre las desigualdades económicas. Es clara y directa la crítica que dirige a los egoístas que amontonan riquezas oprimiendo a los demás o cerrándose a compartir. Recordemos que una característica de los primeros cristianos fue la renuncia a la propiedad privada: “Lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno”. Por tanto, abusar de los bienes materiales y generar injusticia es unos de los mayores escándalos contra el Reino de Dios. La riqueza suele corromper y esclavizar; la pobreza elegida libremente, libera y conduce a la solidaridad con todas las personas.
Jesús, persona altamente comunitaria, aborda en este Evangelio de hoy, cuestiones de gran importancia para la vida vecinal y eclesial. Lo primero de todo sería que los cristianos no tenemos el monopolio ni la exclusiva del bien, de la verdad y del compromiso ciudadano. Otras personas, grupos y asociaciones también trabajan por la humanización de los ambientes, de las relaciones sociales y de la cultura. Quienes desarrollan iniciativas de humanización están en la misma línea que nosotros: procuran el “milagro” del bien común que nosotros entendemos como “Reino de Dios”.
Ciertamente hay gente formidable, que no se reconoce creyente, pero que lucha por el bien común y se vuelca en servicio desinteresado a los demás. Hay personas, con otra mentalidad que empujan tanto como nosotros la marcha de la historia y hacen cosas admirables por la humanidad. De todos estos, aunque tengan otras ideas, no hemos desconfiar; al contrario, debemos de colaborar con ellos, porque hacen el bien, promueven el desarrollo y elevan la dignidad de las personas.
Jesús nos da a entender con toda claridad que todo lo bueno tiene que ver con Dios y su proyecto humanizador, y donde crece un valor humano es porque hay espiritualidad. Por tanto, lo que interesa es el avance de la verdad y del bien en las personas y en las comunidades humanas. Y los cristianos nos hemos de alegrar por ello. Dios actúa en la historia con la libertad que lo caracteriza. Sus dones tienen alcance universal y su Espíritu sopla donde quiere y ciertamente de una manera plural y sorprendente.
Otra aportación de este Evangelio es alertar fuertemente contra el escándalo... los hay de muchos tipos, pero uno que hace dudar a los no creyentes de nuestra autenticidad es la falta de sensibilidad-solidaridad, con los diferentes, los oprimidos, los sin voz. Un creyente no pude mirar para otro lado ante situaciones sangrantes de hermanas y hermanos desfavorecidos.
En definitiva, un cristiano ha de ser ejemplo en todo, ha de tener el espíritu muy abierto para ver la mano de Dios más allá de las fronteras de la Iglesia y ha de saber colaborar con todos los que hacen el bien. El Reino de Dios es mayor que la Iglesia.
Credo
Oración de los fieles
Pedimos por la Iglesia, para que sea en todas partes una cuidadora vigilante de la vida y de la dignidad de las personas, Roguemos al Señor
Pedimos también para que el Reino de Dios venza toda injusticia, Roguemos al Señor
Pedimos para que las personas bautizadas seamos más fieles al Evangelio que a nuestros intereses, ideales y falsas seguridades, Roguemos al Señor
Pedimos para que ninguno de nosotros se deje vencer por el egoísmo, así nadie vivirá angustiado por la escasez, Roguemos al Señor
Oremos por nuestra Comunidad, para que demostremos con obras que somos una comunidad abierta y solidaria, Roguemos al Señor
Oremos también por todas nuestras intenciones y preocupaciones. Roguemos al Señor
4. RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. El ejemplo convence y arrastra, vale más que las palabras. Por eso admiramos a Jesús. Él nos pide que seamos ejemplares para no escandalizar a nadie. Si comulgamos con Él, es lógico que sea así.
Canto
Introducción al Padre nuestro
Nos unimos, Padre, a los hombres y mujeres creyentes
para alabarte y bendecirte como te mereces.
Además, hacemos nuestra alabanza
de todas las personas que construyen tu Reino sin conocerte.
Hay hombres y mujeres de buena voluntad,
que no han sido impactados por la fe,
pero son un modelo de compromiso apasionado.
Hay vecinos y vecinas que no participan en la Comunidad,
pero apoyan ejemplarmente el bienestar de todos.
¡Qué misterioso eres, Padre Santo,
y cómo se reparten tu bondad y tu verdad!
Los creyentes no somos siempre los mejores.
Pero tampoco es bueno compararnos si no es para mejorar.
Ojalá coincidamos en el amor y en el servicio
por encima de mentalidades ideologías y credos.
Padre, concédenos a creyentes e increyentes
converger en la fraternidad y en la justicia.
Inspíranos deseos de mejorar la calidad de vida
de manera que nadie escandalice a nadie.
Congréganos en el empeño por la vida nueva,
aunque haya pluralismo de ideas y de criterios.
Porque eres un misterio de unión y de cariño,
nos unimos a toda la creación y te decimos: Padre nuestro....
Gesto de la paz
Distribución de la comunión. Canto
Acción de gracias
Te damos gracias, Padre, por los hombres y mujeres que nos estimulan con su vida honrada y comprometida.
Te damos gracias por todos aquellos que unen al ejemplo el testimonio de la fe.
Bendícenos únenos en la acción comprometida por el bien común
Esponja el alma de aquellos que lo necesitan más y de los que buscan la luz del Evangelio.
Derrama tu Espíritu sobre nosotros para impulsar con pasión el progreso que humaniza.
5. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Colaborar con todos los que trabajan por el bien del pueblo.
Oración después de la comunión. (se toma del misal)
Monición final. Volvemos a resaltar la indicación que nos ha hecho el Evangelio: Los cristianos agradecemos y nos alegramos por todo el bien que se hace en el mundo, venga de donde venga. Porque procuramos el Reino de Dios y no nuestros intereses, hemos de estar abiertos y colaborar con los que se esfuerzan por la fraternidad, la justicia, y la paz... y por tantos valores que también son evangélicos.
Sólo una cosa es decisiva: que estos deseos los practiquemos. Que el Espíritu del Señor nos ilumine para un mayor servicio a nuestro pueblo.
Bendición
Canto final y despedida.