Material para el Animador de la Palabra.
Celebración del XXXII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 10 de noviembre de 2024.
1. AMBIENTACIÓN
Podemos colocar un cartel con una de estas frases: “La generosidad hace milagros” o, “Darse uno mismo: la mayor generosidad”.
2. RITOS INICIALES
Monición de entrada. Hermanas y hermanos, la auténtica fe se mide, sobre todo, por la solidaridad; también por la oración y por un estilo de vida sencillo y desprendido. Estos valores, de sana espiritualidad, vuelven a ser destacados hoy por la Palabra.
Una generosidad grande, hasta el sacrificio, es el culto que se nos pide en la vida diaria a los seguidores de Jesús. Esto es lo que vale a los ojos de Dios. Entender el culto de otro modo es un error.
Canto
Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos al Señor que merece nuestro culto generoso.
Acto penitencial
Reconociendo nuestro egoísmo y confiando en la misericordia de Dios, pedimos perdón. (Breve silencio). Yo confieso...
Gloria
Oración. Padre bondadoso, aparta de nosotros todos los males, para que, bien dispuesto nuestro cuerpo y nuestro espíritu, podamos libremente cumplir tu voluntad. Por J. N. S.
3. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a las lecturas. Cuando compartimos, incluso si tenemos poco, nos llenamos de satisfacción. Nuestro espíritu lo nota porque se establece una corriente de humanidad. Esto es lo que refleja la primera lectura.
El Evangelio complementa y llena de sentido nuevo todo el mensaje del Antiguo Testamento. Por un lado, Jesús denuncia una piedad, falsa, hueca, e insolidaria, y, por otro alaba la piedad solidaria de una sencilla mujer que comparte desde sus recursos limitados.
Lecturas. 1R 17,10-16. Salmo o canto. Hb 9, 24-28. Aclamación. Mc 12, 28 -44. (Breve silencio)
Comentario homilético. Valoramos mucho a quienes están dispuestos a donar sus órganos, su sangre... Es cierto: se desprenden de algo necesario para vivir. Generalmente se trata de personas anónimas, que nos cruzamos por la calle, buena gente, sin relieve social sin, aplausos; como las mujeres de las lecturas que hemos escuchado... porque además, si hemos escuchado bien, las dos mujeres eran viudas, es decir, doblemente pobres y desprotegidas en aquella sociedad; pero esta situación nos les había encogido el corazón, son presentadas, claramente, como personas generosas y desprendidas, con un corazón grande y una calidad humana impresionante, un modo autentico de encajar los “golpes de la vida” con elegancia espiritual y humana.
Esto nos hace pensar que abundan, más de lo que pensamos, las personas generosas que, con sencillos gestos sin pregonarlo, hacen agradable la vida a los demás. A Jesús le gusta este modo de proceder, lo alaba, destaca el valor de los que hacen las cosas de una manera discreta, sin hacer ruido y sin darse importancia. Alabando a la viuda, viene a decir, de otra forma, que los últimos serán los primeros, y que la aportación de los más pobres suele ser la más válida. Es cierto y tenemos que expresarlo una a vez más: sólo los que han pasado necesidad están legítimamente capacitados para saber compartir con los que están en dificultades económicas.
Generosidad y compartir son valores fundamentales, tanto a nivel social como cristiano, con la diferencia de que, un cristiano, no puede seguir siéndolo, si no es: generoso y desprendido... Hemos escuchado en la carta a los Hebreos que: “Jesús se ofreció a sí mismo, como sacerdote de la nueva Alianza, para quitar los pecados de todos”...
Aplicándonos el mensaje de este domingo, nos debemos preguntar: ¿Hemos dado alguna vez de lo que necesitamos para vivir? ¿Damos sólo de lo que nos sobra? ¡¡quizá ni eso!! ... ¿Qué aporto a la comunidad? Ya hemos visto que no se trata solamente de dinero... hay riquezas mayores que este; todo aquello que tiene que ver con la donación de nuestra persona, entregando parte de aquello que es esencial para nuestro vivir: tiempo, conocimiento, amor, servicio, hacernos donantes...
Así entendió la Iglesia naciente el ejemplo de Jesús: Siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Y así comenzaron a vivir los primeros cristianos: no consideraban como propio nada de lo que tenían, todo era común y nadie pasca necesidad.
Hemos escuchado en el salmo responsorial: “El Señor hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, sustenta al huérfano y a la viuda...”. La generosidad, no solamente atrae la bendición divina, si no, que es en sí misma una bendición... Cuanto más alto se sube el listón de la generosidad, sorprendentemente más se recibe.
(Silencio de interiorización)
Credo
Oración de los fieles
Oremos por la Iglesia, para que sea siempre defensora de los derechos humanos y crítica con los poderosos, roguemos al Señor.
Oremos para que el “orden de Dios” penetre en la sociedad y sean respetados y atendidos los más pobres, roguemos al Señor.
Oremos por todos los cristianos, para que aprendamos a contemplar la vida con mirada evangélica, roguemos al Señor.
Oremos por nuestra Comunidad, para que crezcamos en solidaridad dentro y fuera del templo, roguemos al Señor.
Oremos por los enfermos e impedidos, por los que se sienten solos o sobrecargados de problemas, para que sientan el amor de cada uno de los miembros de su comunidad, roguemos al Señor.
Oremos unos por otros, para que progresemos en dignidad y generosidad, roguemos al Señor.
4. RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. Compartir el pan de la comunión es evocar la entrega de Jesús de una vez para siempre, su generosidad redentora. Comulgar con Jesús compromete a ser generosos.
Canto
Introducción al Padre nuestro
Te alabamos Padre, con toda nuestra alma.
Nos unimos al Sumo y eterno sacerdote, Jesucristo,
que en el momento culminante de la historia
nos abrió generosamente la puerta de la salvación.
Con el sacrificio de sí mismo intercede y te alaba
como redentor nuestro y del mundo:
nos enseña con el ejemplo el culto que te agrada.
Como Él, también nosotros
queremos alabarte y bendecirte con la vida
manteniéndonos en un estilo sencillo,
sacrificado, desprendido y solidario.
La fe nos recuerda que todo es don
y que hemos de obrar en consecuencia.
Los pobres de espíritu y los limpios de corazón
entienden el valor de tu sabiduría,
se hacen fuertes con tu espiritualidad.
y disfrutan la santidad del Evangelio.
Padre, no dejes de educarnos:
Haznos dóciles a Jesús y al Espíritu
para que nuestro culto te agrade todos los días.
Ponemos ahora en nuestro corazón y en nuestros labios
los mejores deseos y, unidos, a todas las hermanas y hermanos que oran,
te rezamos juntos la oración de la fraternidad: Padre nuestro....
Gesto de la paz
Distribución de la comunión: canto
Acción de gracias
Te damos gracias, Padre, por la originalidad de Jesucristo sacerdote: por la entrega de su vida y por el regalo de la redención.
Te damos gracias por los hombres y mujeres desprendidos que saben compartir.
Te damos gracias por todos los que respiran humanidad y mejoran los ambientes.
Enriquécenos, Padre, con la sabiduría de tu Espíritu para que sepamos ayudarnos y querernos.
5. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Practicar la generosidad por convicción.
Oración después de la comunión: se toma del misal
Bendición
Monición final. Terminamos la celebración, pero llevamos unas vivencias en el corazón para practicarlas a lo largo de la semana. Los ejemplos de la Palabra bíblica nos han de resultar de gran iluminación. Con un poco de cada uno podremos alcanzar grandes proyectos. La generosidad hace milagros inesperados. Nada es tan revolucionario como la solidaridad. Así nos lo asegura Jesús.
Canto final y despedida