Celebrando la Palabra - Segundo Domingo después de Navidad

Celebrando la Palabra - Segundo Domingo después de Navidad

Material para el Animador de la Palabra.

Celebración del Segundo Domingo después de Navidad. Ciclo C.

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1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar delante del altar una de estas frases: “Somos hijos de Dios” o “Dios nos bendice en Cristo”.

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición. Seguimos celebrando con gozo el tiempo de Navidad. El mensaje de este día podemos resumirlo con esta idea central: “Dios nos bendice bajando hasta nosotros como Palabra hecha persona, vida y luz”. Actitud entrañable y elegante por parte de Dios. No suele ser así la nuestra, que muchas veces preferimos la tiniebla y rechazamos su presencia.

Dejemos que la Palabra, hecha vida humana, nos llene el corazón, porque está cargada de energía y revelación.

Canto

Saludo. Hermanas y hermanos alabemos juntos al Señor que ha tenido la iniciativa de acercarse hasta nosotros.

Acto penitencial. Agradeciendo el cariño de Dios que nos perdona, reconozcamos el pecado personal y el pecado comunitario. (breve silencio) Yo confieso ante Dios todo poderoso....

Oración. Te bendecimos. Padre bueno, porque nos pensaste desde antiguo y nos llamaste a la vida para desarrollar una existencia digna en tu presencia. Reconocemos que tu simiente está en nuestro interior. Ayúdanos a asumir nuestra vocación para saber comunicar tu sabiduría y tu bendición. Por J. N. S. Amén.

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición a las lecturas. En su afán de acercarse y de manifestarse, Dios ha plantado su sabiduría en el campo de la historia y ha echado raíces en nuestra tierra. Por eso, como personas y como creyentes, tenemos muchos motivos para bendecir a Dios. Él nos ha bendecido primero. Ya antes de nacer, había pronunciado nuestro nombre, nos había elegido como hijos y nos había soñado felices a imagen de Jesús.

Lecturas. Eclo 24,1-4.12-16. Salmo o canto. Ef 1,3-6. 15-18. Aclamación. Jn 1,1-18. Breve silencio.

Comentario homilético. Al margen de nuestros merecimientos, Dios se ha revelado y nos ha comunicado su sabiduría, sobre todo por medio de Jesús. Su persona, obras y palabras son el mensaje culminante, la palabra superior y definitiva de Dios, la que nos acerca con trazos y sonidos humanos, lo más entrañable de Dios.

Jesús, comunicación sabia de Dios, anunciará y advertirá con claridad que, quien escucha sus palabras y las pone en práctica es persona sensata y edifica su personalidad sobre cimiento sólido... Por eso resaltamos que Jesús es el ideal y el fundamento para vivir acertadamente. Por tanto, es inútil que nos calentemos la cabeza buscando otro. Sobre este cimiento vea cada uno cómo levanta su personalidad, porque llegará un día, en el que la obra de cada uno habrá de permanecer en pie... o derrumbarse, según sea el cimiento.

Pues, ya ahora, acogiendo a Jesús, experimentamos la bendición de quien nos eligió antes de la creación del mundo para que fuésemos buenos hijos del tal Padre. El sueño de este Padre es que lleguemos a sentir su amor tan profundamente, que vivamos de ese amor y lo contagiemos a nuestros prójimos. La Navidad confirma este plan: Dios nos invita a compartir la herencia de los santos.

¡Qué enorme y sorprendente la corazonada de Dios! Ha querido entrar en la historia como una cuña de luz. Y nos ha dejado su Espíritu para alargar esta luz de generación en generación; de manera que podamos comprender la esperanza a la que nos llama y la riqueza de su gloria que nos espera, si trabajamos la por la paz y cultivamos la santidad personal y comunitaria.

Por eso es un desacierto y una falta de elegancia dar la espalda a esta Palabra que es: Luz, Sabiduría y Amor: Vino a los suyos y los suyos no la recibieron... Sin embargo, los sencillos, los de corazón bueno, los humildes, los rechazados y solos. A todas esas personas del frío que produce la soledad y el rechazo, les dirá Cristo: He venido a traer fuego a la tierra, ¡¡y... ojala estuviera ya ardiendo!! (silencio de interiorización)

Credo

Oración de los fieles

Para que llegue a todos el mensaje humano de la Palabra hecha carne, en este año jubilar recién estrenado, roguemos al Señor.

Por nuestra Iglesia, para que presente con atractivo la presencia humana de Dios y la verdad del Evangelio, roguemos al Señor.

Por cuantos formamos esta Comunidad, para que refleje que acogemos la Palabra, roguemos al Señor.

Para que la experiencia de sentirnos hijos de Dios fortalezca nuestra fraternidad, roguemos al Señor.

Por los deseos y las necesidades de cada uno de nosotros, roguemos al Señor.

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. Dios nos eligió y nos bendijo en la persona de Cristo. Ahora Él alimenta nuestra vocación cristiana. Participemos de la comunión con profundo agradecimiento.

Introducción al Padre nuestro.

Padre que estas entre nosotros
derramando bendición, sabiduría y mensaje salvador,
bendito seas por tanto amor como nos has demostrado.

La historia y la creación están empapadas de tu presencia,
pero hace falta conciencia y sensibilidad
para percibirte tan cerca en entrañable compañía.

Has sembrado tu sabiduría en nuestra parcela
y nos convocas en libertad a ser hijos tuyos.

Recibe, Padre, nuestra alabanza y admiración:
ha brillado tu Luz,
hemos nacido de Ti,
nos has bendecido con todas clase de bienes,
hemos contemplado tu gloria.

Y en el colmo del agradecimiento y de la comunión,
nos unimos en oración a toda la creación
y te decimos a una sola voz
la oración de los hijos y hermanos: Padre nuestro....

Gesto de la paz

Distribución de la comunión: canto

Acción de gracias

Gracias, Padre, porque te has adelantado
a bendecirnos en la persona de Cristo.

Gracias por elevarnos
a la condición de hijos adoptivos.

Gracias por tu Palabra
tan cargada de luz y de vida.

Gracias por tu Espíritu
de sabiduría y revelación.

Gracias porque podemos conocerte
y llegar a comprender la esperanza
y la riqueza de gracia que nos tienes reservada.

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Comunicar la experiencia de la paternidad de Dios y cómo nos bendice.

Oración después de la comunión (se toma del misal)

Bendición

Monición final. El tiempo de Navidad es especialmente expresivo de la cercanía de Dios. Como nos ha recordado el Evangelio. Él ha querido acampar entre nosotros, ser un vecino más y compartir la marcha de la vida. Vivamos con fe y con entusiasmo esta compañía amiga de nuestro Dios. Seamos testigos de su presencia entre nosotros.

Buena semana para todas y todos.

Canto final y despedida