Palabra y Vida - Hacer el camino juntos y seguirle

Palabra y Vida - Hacer el camino juntos y seguirle

Iniciamos hoy un tiempo que, aunque llamamos ordinario, es el tiempo extraordinario de vivir nuestra relación con Dios y con los hermanos que quieren formar la comunidad creyente que camina hacia la Pascua. El escenario de partida no puede ser más sugestivo y atrayente. El encuentro con Jesús de sus discípulos y la invitación a hacer el camino juntos, a seguirle.

 

¿Qué buscáis?

Es frecuente pensar que la búsqueda de la felicidad explica el sentido de la vida. Pero a menudo lo que buscamos son cosas y cosas materiales que creemos que esconden y aportan felicidad. Aquellos dos discípulos de Juan que se intrigan por saber quién es el Cordero de Dios y le siguen se encuentran de repente con la pregunta que les hace Jesús: ¿qué buscáis? Que pudiéramos ampliar en: ¿qué queréis?

Nos detenemos en la respuesta: ¿dónde vives? Sorprende porque no buscan cosas, no quieren nada material. Su respuesta extraña porque no esperan conseguir aquello que a primera vista todos hubiéramos pedido: poder, fama, dinero, comodidad… La respuesta eleva el nivel de los deseos a una etapa superior, quieren, desean y buscan otras realidades. La pregunta de Jesús hoy debe resonar en nuestro corazón y cabeza para que también expresemos que es lo que buscamos y queremos para nuestra vida creyente, para nuestras comunidades cristianas y para hacer el camino junto al Señor.

La respuesta que dan los discípulos se circunscribe al ámbito de lo afectivo, de lo familiar. Tiene que ver con la casa. Esperan conocer, a través de la casa, quien es el dueño y cómo vive. Quieren ser invitados a compartir con él su mesa y su amistad. En definitiva, pretenden formar parte de su vida, pertenecer a su grupo y ser acogidos por Él.

 

Venid y veréis

La respuesta de Jesús sin duda agradaría y llenaría de gozo a los discípulos de Juan. El Señor les acogía, les invitaba a ir con Él y dejaba que descubrieran quién era. Que vieran su vida, sus obras, que oyeran sus palabras, que convivieran con Él. Y allí se quedaron. De la experiencia vivida nos queda la reacción de uno de ellos, Andrés, que al ver a su hermano Pedro le invita a que vaya y lo lleva hasta el Señor. La cercanía al Señor llena de sentido la vida, colma los deseos de quienes viven con Él, de modo que sienten la necesidad de darlo a conocer, de invitar a los demás a que conozcan al Señor, a querer que todos le conozcan y vivan junto a Él.

 

La mirada de Jesús

Cuando Pedro se encontró con Jesús, según san Juan, descubrió la mirada de Jesús sobre él. Se le quedó mirando, nos dice el evangelista. Con su mirada, Jesús descubrió un hombre nuevo, un corazón valioso y un carácter fuerte. Jesús ve en aquel pescador un hombre nuevo. Su mirada lo transforma, lo cambia y le confiere la capacidad de pescar en nuevos mares y nuevos peces. La mirada del Señor sigue transformando la vida, las personas y los acontecimientos. Llevemos ante los ojos de Jesús nuestras vidas y personas para que Él las transforme y como a Pedro nos vea como colaboradores suyos.

 

Conclusión

Descubramos hoy en la celebración de la Eucaristía todo un proyecto para iniciar este año donde también nosotros podamos responder igualmente al Señor diciendo que queremos saber dónde vive, para que nos lleve con Él y formemos parte de su familia e imitando a Pedro colaboremos con Él.

 

José María de Valles – Delegado diocesano de Liturgia