Pascua24 - Quinto Domingo

“La alegría de acompañar. Cuidar la Vida y hacerla crecer”. Este es el lema que nos acompaña y anima en el Tiempo de Pascua de este año 2024. Y este Quinto Domingo se nos recuerda que “Somos los sarmientos, llamados a descubrir la vida que fluye desde la vid”.

 

Descargar material

 

EVANGELIO

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.

(Jn 15, 1-8)

 

COMENTARIO AL EVANGELIO

En este quinto domingo de Pascua se nos invita a permanecer. La metáfora de la permanencia de los sarmientos en la vid nos habla de vida, de flujo de savia, de novedad, de revitalización y transformación continua. Permanecer implica cuidar y reavivar permanentemente las relaciones comunión: comunión con Jesús y, a través de él, con el Padre y los hermanos.

La segunda metáfora que usa Jesús es la de podar, limpiar. Condición indispensable en la vid para que haya fruto abundante y de buna calidad. Condición indispensable, nosotros, la de quitar todo lo que no acerca nuestra vida a la de Jesús y a sus frutos.

Nuestra fe es mucho más que creer en una serie de verdades. Nuestra fe debe ser una unión con una persona viva, unidad de vida con Jesús nuestro Señor. Sus palabras y sus obras son nuestra guía en la vida; nuestro corazón entra en sintonía con su corazón, y su amor desinteresado y servicial a Dios y a los hombres es nuestra inspiración y nuestro modelo. No podemos estar pensando en él y orando todo el tiempo, pero podemos, con su ayuda, intentar vivir su vida. Así es cómo podemos vivir en él, permanecer en él, ser uno con él como él es uno con el Padre.

 

PARA PENSAR Y ACTUAR

En ocasiones nos hemos preguntado: «¿Por qué Dios me permite pasar por determinadas experiencias, especialmente aquellas que tanto nos duelen? ¿Por qué debemos pasar por "el desierto" para poder dar frutos?»

Es probable que, en esos momentos duros, Dios ha estado podando nuestras ramas para que puedan dar fruto. Lo afirma la Palabra de Dios: «toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía» (Juan 1 5, 2).

¿Contemplo mis momentos de aridez y dolor ante Dios o me limito a buscar cómo evitarlos?

En estos momentos de dolor, soledad y aridez, haz un alto, quita la mirada de tu realidad y busca el rostro de Dios. Él es el que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación.

No hay duda de que el Señor poda. Entra en nuestras vidas y quita de ellas aquellas cosas que le ofenden, y ese corte a veces duele. Quita aquellas cosas que nos estorban para poder llevar fruto. ¿Qué me distancia de esa cercanía que El me pide?

 

PARÁBOLA

Un amigo me dijo en cierta ocasión:

El hombre no tiene muchas necesidades, pero tiene mucha necesidad.

Necesitas mucho, no muchas cosas.

Necesitas de hombres, no de cosas. Necesitas de amigos, de presencias, de sonrisas, de cariño, de esperanza. Precisas de encuentros, de sentimientos, de ideales.

Necesitas humanidad.

Por tanto, desnúdate de cosas y vístete de humanismo.

Que tus manos estén vacías, pero que tu corazón esté lleno de nombres.

No colecciones tesoros, sino amigos.

No atesores acciones, sino relaciones.

No multipliques intereses, sino personas.

Que tus manos se gasten en estrechar y en compartir.

 

ORACIÓN

Te damos gracias,
por la vida que hemos recibido de Ti.

Te damos gracias
por los frutos de los creyentes,
que unidos a Ti,
hacen nuestro mundo más humano
y ponen las huellas
de tu presencia entre nosotros.

Te damos gracias, Padre,
por acercarnos en tu cercanía;
porque no te echas atrás
y quieres que nos unamos a Ti,
Vid verdadera,
nosotros que somos
sarmientos de otro arbusto.

Gracias, Padre,
por esta unión tan estrecha con nosotros
que nos permite decir:
tu vida es nuestra vida.

 

 

Tags:

La Diócesis de Palencia

Obispado de Palencia
C/ Mayor Antigua, 22
34005 - Palencia (ESPAÑA)
Teléfono: 979 70 69 13
Fax: 979 74 53 14
Enviar Mail

Buscar