Palabra y Vida - Presente en el pan y el vino

Palabra y Vida - Presente en el pan y el vino

Con frecuencia tendemos a identificar la fiesta del Corpus con el Jueves Santo, porque en ambas celebramos el misterio de la Eucaristía. Conviene por tanto separar ambos momentos. La fiesta del Corpus se centra y resalta la presencia real de Cristo en las especies del pan y del vino, mientras que el Jueves Santo conmemora la institución de la Eucaristía.

 

Dadles vosotros de comer

El evangelio que hoy proclamamos narra la multiplicación de los panes y peces. Resalta en el texto el mandato de Jesús de dadles vosotros de comer, tarea y compromiso que todos nosotros debemos asumir.

Cuando nos preocupa tanto el cuidado del cuerpo alimentándolo con alimentos saludables, nutritivos y ecológicos que puedan generar salud y bienestar, se nos recuerda alimentar también las carencias de alimento no solo de orden material sino espiritual de nuestros hermanos. Debemos alimentar bien nuestro espíritu porque de ello dependerá nuestro crecimiento y desarrollo. Nuestra vida de fe necesita y requiere de alimento para crecer en la fe, en el compromiso y en el servicio a los hermanos. Hoy manifestamos que Dios sigue siendo el pan de vida que nos alimenta y sostienes, que nos da energía y fuerzas para el camino y que nos transforma en personas nuevas. Es el alimento que todos los que peregrinamos por este mundo necesitamos para llegar a la tierra prometida.

Participar de esa comida nos llena de alegría y de fiesta. Compartir ese alimento celestial nos abre a la fraternidad, nos descubre que sólo Dios es capaz de calmar todas nuestras hambres de felicidad.

 

Presencia actual y permanente

La multiplicación de los panes y de los peces, no se queda en un milagro material, sino que refiere la preocupación y la acción eficaz de Jesús, para que nadie pase hambre. Por ello esta fiesta nos recuerda que la presencia real de Cristo en el Pan y en el Vino es el don permanente que Dios nos da para calmar nuestra hambre. Esto explica la adoración al Cuerpo y la Sangre de Cristo sin cuyo alimento no podemos vivir la fe. Solemnemente procesionaremos el Cuerpo de Cristo para llevarlo a todos los hogares y lugares de nuestra sociedad. Ese Pan y ese Vino nos congregan hoy y sentimos la necesidad de llevarlo a los demás, de darlo a todos y en especial a los más necesitados. Pero no vivamos esto como una tradición recibida de nuestros mayores. Debemos redescubrir el valor y la importancia de sentir la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Recuperemos la importancia de saber que Cristo está presente en el pan y en el vino que se consagra en la Eucaristía y que son alimento necesario para vivir la fe. Revisemos que valor le doy a esa presencia de Cristo y descubramos que en la medida que yo lo valore participaré mejor en la Eucaristía.

Acabamos recordándonos que cada eucaristía nos recuerda que tenemos el deber de seguir firmes en esta lucha por los necesitados. Por eso, uniéndonos a tantas comunidades, hacemos hoy una colecta a favor de CÁRITAS, que cuida de tantas personas necesitadas y de tantas situaciones extremas que padecen.

 

José María de Valles – Delegado diocesano de Liturgia