Con la vista puesta en el comienzo de curso, hablamos con Miguel Pérez, Vicario de Pastoral, para que nos desentrañe algunas de las claves de la Programación Diocesana para este tiempo nuevo.
Comenzamos un nuevo curso, el segundo del nuevo Plan de Pastoral Diocesano. ¿Qué balance haces de lo hecho hasta ahora?
El balance es muy positivo: las zonas y los consejos diocesanos acogieron plenamente no sólo el Plan sino sus intuiciones de fondo: estamos viviendo un nuevo momento social y religioso, y esto exige unas nuevas actitudes y respuestas pastorales.
Destacaría la generosidad con que los seglares, religiosos y sacerdotes, han asumido los cambios pastorales que se van proponiendo, la fusión de unidades pastorales, la creación de consejos, las nuevas delegaciones y secretariados diocesanos...
Ahora damos el segundo paso de ese Plan. ¿Cuáles serían los principales acentos o prioridades de este curso?
El curso pasado iniciamos una nueva etapa en la reestructuración diocesana que ya estaba en marcha. Por eso, este año uno de los principales objetivos es consolidar las estructuras de participación, corresponsabilidad y comunión creadas, principalmente los consejos pastorales parroquiales, zonales y la estructura diocesana, como equipos de trabajo.
Las otras prioridades son acercarnos y conocer la nueva cultura en que nos encontramos, para poder realizar mejor la propuesta del Evangelio, y también todo lo que gira en torno al mundo de la exclusión y la pobreza. La Iglesia en Palencia tiene una diversidad muy grande de trabajo en este ámbito social, y debemos ponerlo en valor. De ahí el lema de este año: “Acoger, vivir, ser regalo”.
Quizá una de las mayores novedades es el lanzamiento del Centro Diocesano de Formación. ¿En qué consiste y a quién va dirigido?
Quiere ser un ámbito donde plantear la formación integral de todos los cristianos de Palencia. A veces las distintas parroquias y delegaciones lanzan ofertas formativas para profundizar en la teología, la Biblia, la pastoral... Queremos unificar e integrar todos esos esfuerzos y tratar de que lleguen al mayor número posible de personas. Y al mismo tiempo, ofrecer una formación que responda mejor a los retos que plantea el actual momento cultural.
Queremos realizar un encuentro a comienzo de curso para presentar este proyecto a todos, y profundizar en lo que nos dice la Doctrina Social de la Iglesia.
Se ha hecho también un estudio de población en la diócesis, centrado en las franjas de edad de los 30 a los 55 años. Queremos dar a conocer los resultados de ese análisis, reflexionar acerca de los retos pastorales nos plantea, y cómo acertar en la presentación del Evangelio a este sector de personas.
No va a ser un centro “formal” al principio, con profesores y un espacio físico concreto, sino que consistirá sobre todo en una serie de ofertas formativas, en la ciudad y en algunos pueblos de la diócesis.
Otra novedad es la presentación de un calendario con todas las convocatorias y actividades que se ofrecen desde la diócesis este año.
Ya desde el año pasado quisimos ofrecer un calendario de actividades, pero fue difícil porque la mayoría de los equipos de las delegaciones nos estrenábamos en nuestra tarea. En esta ocasión ha sido más sencillo organizarnos, y evitar así la superposición de actividades.
Poniéndonos en el lugar de un cristiano de un pueblo de Palencia, lo más llamativo es la disminución y el envejecimiento progresivo de nuestras comunidades y de los sacerdotes que las atienden. ¿En qué medida el plan pastoral y la programación de este curso responde a este reto?
Hay retos que obviamente escapan al alcance de lo que podemos hacer: el envejecimiento y la despoblación es un dato social que se va imponiendo. Pero me gustaría destacar el compromiso que siempre ha tenido el clero de Palencia por estar presentes y acompañar esta realidad rural.
En este sentido, uno de nuestros esfuerzos va orientado a que las comunidades, por pequeñas que sean, se sigan reuniendo y celebrando la asamblea dominical. El curso pasado ya hicimos un primer encuentro de animadores de celebraciones de la Palabra. Queremos seguir trabajando en esta línea.
Otra de nuestras apuestas es favorecer al máximo el protagonismo laical: no sólo en los consejos, sino también en las delegaciones, donde la mayoría de los equipos está formado por laicos, y en el Obispado, donde hay cada vez más seglares trabajando. Los laicos van teniendo cada vez más protagonismo en la programación, realización y revisión de los proyectos pastorales, y vuelvo a agradecer su generosidad.
¿Quieres decirnos algo más para animarnos a poner en práctica esta programación?
Nuestro obispo don Manuel siempre ha querido que el plan y la programación sean de todos y para todos. Así se ha elaborado, con una gran participación de muchos y gran número de aportaciones y sugerencias. Sería lógico, por tanto, que todos nos impliquemos también en su puesta en práctica.