Llegamos al IV Domingo de Pascua. La palabra clave es “AMANDO”… como actitud fundamental de vida… testigos por el amor que nos tenemos… y el que transmitimos de esta manera.
DEL EVANGELIO DE S. JUAN 21, 1-19
Dijo Jesús: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros».
ORAR CON TU PALABRA
Sólo os pido que os améis:
no hacen falta otras leyes y otros ritos;
que os améis unos a otros;
que multipliquéis los encuentros,
las ternuras, los abrazos, los besos.
Sólo quiero que pongáis en común
lo que sois y lo que tenéis;
que os entendáis… que os queráis.
Quiero, amigos míos, que os sirváis,
que os lavéis los pies unos a otros,
que os acompañéis y os ayudéis;
que os curéis mutuamente las heridas;
que os perdonéis
y que no dejéis a nadie solo.
Daos el tiempo que haga falta.
Regalaos mutuamente algún detalle,
cosas, gestos…
como signo de amistad y de presencia,
como yo hice con vosotros;
y sobre todo, regalaos a vosotros mismos,
como un pequeño sacramento.
Ya sólo vale el amor,
pero con una condición:
que vuestro amor sea como el mío;
que os sirváis y que os améis,
como yo lo hice con vosotros.
Y nada más.
¡Jesús: haznos partícipes de tu amor!
A LA LUZ DE TU PALABRA…
Juan, es mecánico. Después de unos años en paro ahora trabaja en un taller de la ciudad. Está casado y tiene 3 hijos; la mayor se va a casar con un peruano.
Una vez, cuando estaba en el paro, desempolvó la guitarra de su adolescencia. ¡Cuántas historias se encerraban en el interior de esa guitarra! A partir de entonces sus dedos comenzaron a interpretar canciones de su juventud. Para no molestar a los vecinos ni a su familia se acercaba a un parque cercano a su casa.
Un día, se pararon ante él unas madres con sus hijos. Una de ellas, Maite, le preguntó si era profesor o si tenía una academia. Le contestó que ni lo uno ni lo otro. Me gusta, sin más. Y la señora siguió preguntando: - ¿Y si diera unas clases a mis hijos? - Lo siento, respondió Juan. Estoy en el paro y eso podría complicarme la vida.
A los pocos días, Maite, después de comentárselo al sacerdote de su parroquia, volvió al parque para hablar con Juan. Le propuso ir a los locales de la Parroquia a enseñar a tocar la guitarra a los niños que quisieran.
Juan permaneció en silencio. No supo qué contestarla. Hacía mucho que no iba por la Iglesia y le daba cierto reparo. Por otro lado, pensaba, los chavales ahora son distintos, tienen otros gustos y… esto me complicaría la vida. Al final, con cierto miedo, le dijo que sí. Fijaron día y hora para tratarlo con el sacerdote, las catequistas y luego con los padres de los niños.
Juan empezó a hacer sus planes. Lo comentó en casa y todos le animaron. Su futuro yerno, el peruano, se ofreció acompañarle a tocar la zampoña si se lograba crear un grupo.
Por fin, a finales de octubre, después de compaginar día y hora con otras actividades de los niños, comenzaron. Eran once, siete niños y cuatro niñas. Esos niños son ahora los jóvenes que forman parte del coro parroquial. Juan, se siente feliz de haber iniciado ese coro y ahora, mucho más, desde que tiene trabajo.
PARA COMPRENDERLA
Cuando repasamos nuestra historia, nos damos cuenta de que Dios ha ido marcando señales en nuestro camino. Una de estas marcas, quizá la mayor, es su amor entrañable. Jesús, como gran testigo de Dios, resume todo su mensaje en este consejo: “Amaos como yo os he amado”.
Un mundo nuevo basado en el amor es la gran utopía que perseguimos los cristianos, entusiasmados por la vida del Maestro que solo piensa en hacernos felices, buscamos sin cesar su ayuda para ser coherentes.
La Palabra nos dice hoy que el amor no es sólo el termómetro de la calidad humana, de cualquier autenticidad personal, sino que es, ante todo, la señal que identifica a los cristianos.
Amar en cristiano es un reto y una meta, un mandamiento viejo y siempre nuevo que resume la mejor tradición. Es la experiencia privilegiada de las primeras comunidades. Ellos entendieron que había llegado la hora de amar y que la palabra amor alcanzaba un sentido nuevo.
Hoy tenemos que seguir afirmando que el amor es lo más bello de la vida humana. Y es, en gran medida, fruto del aprendizaje. Amar no es fácil para nadie; incluso es un arte que requiere un conjunto de condiciones: sencillez, conocimiento personal, equilibrio, imaginación, constancia...