Material para el Animador de la Palabra.
Celebración del XXIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 20 de octubre de 2024.
1. AMBIENTACIÓN
Podemos colocar en un lugar bien visible un cartel con una de estas frases: “Uno es grande cuando sirve” o “Jesús vino para servir”.
2. RITOS INICIALES
Monición de entrada. Hermanas y hermanos nos reunimos en nombre de Jesús que vino a dar la vida como Redentor. Se alejó de todo falso orgullo y de toda ambición mala. Nunca quiso fama ni sobresalir. No vendió su dignidad por nada: “El que quiera ser el primero entre vosotros, que se ponga el último; y el que quiera ser grande, que se haga servidor de todos”. Así debe ser entre nosotros: no han de darse privilegios ni preferencias. Ante Dios somos semejantes y hermanos. Y si alguien sobresale, que sea por ser sencillo y por servir a los demás.
Canto
Saludo. Hermanas y hermanos, alabemos juntos a Dios Padre por Jesús que no ha venido a ser servido, sino a servir hasta dar la vida.
Acto penitencial
Tú que te compadeces de nuestras debilidades: Señor, ten piedad.
Tú que nos quieres en comunión contigo: Cristo, ten piedad.
Tú que enseñas con sabiduría e inspiras confianza: Señor, ten piedad.
Gloria
Oración. Dios, Padre bondadoso, te has revelado en Jesús, uno más entre nosotros, dejándonos un ejemplo supremo de cómo servir hasta dar la vida; inspíranos deseos y convicciones como los que admiramos el Él. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor... Amén.
3. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a las lecturas. El siervo de Dios es fiel hasta la muerte. Su entrega no ha sido inútil. Su sufrimiento ha resultado salvador. Este siervo prefigura la suerte de Jesús.
El sacerdocio de Jesús ha sido muy diferente del que se practicó en el A.T. Jesús no perteneció a ninguna casta sacerdotal ni de privilegio alguno. Fue uno de tantos y sufrió en su propia carne tanto o más que cualquiera. Se ofreció a sí mismo. Su culto fue una vida obediente por completo a Dios Padre. Optó humanamente por servir, apurando el cáliz del sacrificio salvador. Juan y Santiago no habían entendido aún y eran ambiciosos, querían privilegios. Jesús, desde su experiencia les invita a ocupar los últimos puestos y servir en fidelidad hasta el martirio.
Lecturas. Is 53,10-11. Salmo o canto. Hb 4,14-16. Aclamación. Mc 10, 35-45 (Breve silencio)
Comentario homilético. Recordamos que el Evangelio que hemos proclamado terminaba con una frase que define, explica y testimonia quién y cómo es Jesús: “El Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos”
El punto de partida del comentario doctrinal que hace Jesús a todos los discípulos es la solicitud interesada que le hacen los hermanos Santiago y Juan. No le debió hacer ninguna gracia que le formularan aquella petición. Ni ellos ni los demás habían entendido a Jesús. Aún no habían captado qué negativo es para un grupo andar con enchufes, privilegios y diferencias. Y, claro, surgió la desunión y la indignación.
Jesús, reuniéndoles y tratando de recomponer la unidad quebrada, corrige a todos, les quita de la cabeza los delirios de grandeza y les da una lección de espiritualidad. Sus valores alternativos son la humildad, el despojo y el servicio radical Y, para colmo de testimonio, Él mismo se pone como ejemplo y se ofrece de motivación, a ver si de esta manera le entienden mejor.
¡Qué lecciones tan estupendas y claras nos deja Jesús! Dichosa la comunidad que entiende y vive su mensaje. Dichosa la comunidad que enseña con la Palabra y el ejemplo que no tiene más voluntad que la de servir, ni más poder que el de amar. Ojalá todas las comunidades cristianas fuéramos como unos focos potentes de despojo, de servicio y de comunión. Hoy Jesús nos ha vuelto a recordar por dónde va la línea de nuestra vocación. Los cristianos no hemos de correr a buscar los primeros puestos. Seguir a Jesús no es compatible con el deseo de prestigio, ni con el afán de poder, ni con ninguna ambición que no sea servir. El poder, generalmente, corrompe, es fuente de tiranía y de opresión. Por eso, Jesús alerta: “Entre vosotros nada de eso: el que quiera ser grande, que se haga servidor de todos”
Nosotros seguimos a un Maestro que no ambicionó honores, ni privilegio, ni poder, ni riquezas. Por lo tanto, no nos podemos dejar arrastrar por esas tentaciones, ¡tan humanas! y, a la vez: tan deshumanizadoras...
He ahí nuestra espiritualidad. Los mejores de entre nosotros son los más sencillos y los que más sirven. Jesús es la medida de cómo y cuánto hemos de servir, y, ya sabemos que el amor y el servicio de Jesús no tienen límites. Esa, pues, ha de ser nuestra medida.
Como final de nuestra reflexión, recordamos la respuesta chocante que dirige Jesús a los hermanos: “No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber”? Y es que el Reino de Dios llega con sacrificio y oblación. (silencio de interiorización)
Credo
Oración de los fieles
Pidamos para que en la Iglesia los cargos sean servicios, no poderes, y la autoridad se ejercite como vínculo de comunión, roguemos al Señor.
Oremos por la Iglesia, para que derrame generosamente la Palabra de Dios en todo el mundo, roguemos al Señor.
Pidamos que crezcan la paz, la justicia, el desarrollo y el bienestar en todos los pueblos de la tierra, roguemos al Señor.
Pidamos para que el Evangelio sea levadura de renovación social, roguemos al Señor.
Oremos por todos los enfermos y los necesitados, para que les llevemos esperanza y salud, roguemos al Señor.
Oremos unos por otros para que vivamos la fe con decisión y dinamismo, roguemos al Señor.
4. RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. Jesús es el Maestro que hemos de imitar. Él vive en comunión constante con Dios Padre y el Espíritu; por eso su oración es escuchada siempre. Aprendamos de Jesús a ser orantes...
Canto
Introducción al Padre nuestro
Con entusiasmo y admiración te aclamamos,
Padre y Señor de nuestras vidas.
Alzamos los brazos para alabarte
y agradecerte los dones de la salvación.
Tu presencia nos llena de energía y confianza.
Por tu Espíritu descubrimos cuanto te necesitamos.
Eres nuestro mejor amigo,
el confidente a quien abrimos nuestro corazón.
Estás siempre atento a nuestras suplicas,
oras nuestros problemas
y nos comunicas tu inspiración.
Es una bendición poder vivir contigo.
Por eso Jesús nos invita a orar sin desánimo.
Padre, gracias porque no cesas de hablarnos,
de corregirnos y de amarnos.
Porque eres entrañable con todos
animados por la fe que nos regalas
y deseosos de vivir como Jesús
nos unimos ahora en oración
y a una sola voz te decimos: Padre nuestro...
Gesto de la paz
Distribución de la comunión: canto
Acción de gracias
Gracias, Padre, por Jesús,
que nos enseñó a rezarte.
Tú oras nuestra vida, si te abrimos el corazón
y te dejamos intervenir.
Edúcanos en la vivencia de tu Palabra;
danos sensibilidad para seguir la voz de tu Espíritu.
Gracias por el don de la fe, que nos hace orantes.
5. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Desarrollar al máximo el dinamismo bautismal.
Oración después de la comunión: se toma del misal
Bendición
Monición final. Hermanas y hermanos. hay quien piensa que para servir mejor hay que ocupar los primeros puestos en la sociedad. Jesús nos ha recordado que lo fundamental es servir, y mejor desde abajo, desde lo sencillo y pequeño.
Lo que queda claro es que Jesús no cree que desde el poder se sirva mejor al pueblo. Parce que es de la idea de que el poder corrompe. Él nos deja otra alternativa para transformar la sociedad: servir y movilizar al pueblo desde abajo.
Canto final y despedida.