“Sal de tu tierra”: Día del DOMUND

«Sal de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré», le dijo Dios a Abrahán (Gen 12, 1-3). «Y ahora marcha, te envío al faraón para que saques a mi pueblo, a los hijos de Israel», le dijo Dios a Moisés (Ex 3, 10). «Id, pues al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación», nos dice Jesús a todos sus discípulos. (Mc 16, 15).

«Id, salid...» nos dice el papa Francisco. «Hoy, es este “id” de Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva “salida” misionera. Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar esta llamada: salid de la propia comodidad y atreverse a llega r a todas las periferias que necesiten la luz del Evangelio. La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera» (EG, 20-21).

“Sal de tu tierra” es el lema del DOMUND, el Domingo Mundial de las Misiones, de este año, que celebraremos el próximo 23 de octubre. Nos llama a estar siempre en salida misionera. ¿Qué sentimientos surgen en nosotros con esta llamada? Personalmente suscita en mi varios sentimientos que ahora comparto con vosotros. Sin duda, a otros les suscitará sentimientos distintos o parecidos.

1. Gratitud. Gratitud a Dios que nos ha dado la vida, la fe, la esperanza y el amor. Gratitud a todos los que nos han transmitido la alegría del Evangelio: nuestros padres, abuelos, hermanos, sacerdotes, catequistas, maestros, otros cristianos... ¿Qué sería de nuestra vida sin la luz de Jesús, el Señor, el que es luz del mundo? Gratitud a los misioneros, a todos, particularmente a los de nuestra Diócesis de Palencia, Iglesia misionera donde las haya, porque ha dado a lo largo de la historia y da hoy muchos misioneros laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas que anuncian el Evangelio fuera de España. Pienso hoy en Mons. Nicolás Castellanos, en los sacerdotes diocesanos o religiosos que están en Bolivia, en Perú, Venezuela, Santo Domingo, Tailandia, Argentina, Brasil, Cuba, Honduras, Puerto Rico... y distintos países de África... Lo pude comprobar el 20 de julio, Día del Misionero Palentino en Saldaña.

Gratitud al pueblo creyente de Palencia que ha colaborado y colabora con las misiones con su oración, la entrega de sus hijos e hijas y su aportación económica, siempre generosa porque se da con el corazón. Gratitud a D. Dionisio Antolín, Delegado de Misiones en nuestra Diócesis, y su equipo.

Gratitud a las instituciones públicas y a las personas que las administran y que han valorado y valoran de distintos modos a los misioneros y su servicio, la entrega más valiosa que puede hacer nuestra tierra, más que entregar el 0,7 % para el desarrollo de los pueblos más desfavorecidos.

2. Responsabilidad. El DOMUND nos llama a la responsabilidad misionera. No podemos en modo alguno dejar de ser misioneros. El mandato del Señor e imperativo, no opcional, y urgente. Todos tenemos que ser misioneros: el obispo, los sacerdotes, los laicos, los consagrados, incluso los monjes y monjas de clausura, los varones y las mujeres, los niños, los jóvenes, los adultos, los ancianos, los sanos, los enfermos, los parados , los empresarios, los trabajadores, los jubilados, los profesionales..., todos sin excepción. Misioneros convencidos, que comparten con alegría el Evangelio. No se trata de imponer, sino de atraer a Cristo, porque Dios no quiere vencidos sino convencidos; se trata de vivir la fraternidad universal, pero de manera real, afectiva y efectiva. En este mundo nuestro en el que Dios está desapareciendo del horizonte de las personas tenemos que ofrecer la Buena Noticia de Jesús, que no quita nada, sino que lo da todo: aporta sentido, alegría, esperanza, futuro, justicia, amor, misericordia, verdad, paz... y vida eterna, n os hace hijos de Dios y hermanos y herederos en, de y con Cristo. ¿Qué más queremos? ¿Hay quién de más?

Nos llama a ser misioneros aquí. Palencia es “tierra de misión”. Entre nosotros hay muchos que no conocen a Jesús, o sólo de oídas, no se han encontrado con Él, o se han alejado de Él, o lo han rechazado, por lo que sea; otros son personas bautizadas, pero que no viven ni vibran con el Evangelio. ¿Qué hacer? Llevar a los otros, contagiar a los otros la alegría del sabernos amados por Dios, la alegría de la misericordia de Dios, con nuestras palabras, ejemplo, obras y oraciones.

Nos llama a seguir colaborando con los misioneros, nuestros hermanos, que, en nuestro nombre y lugar, están en tierras lejanas, menos cómodas que las nuestras, anunciando al Dios que quiere el bien integral de todos sus hijos con obras y palabras. Oremos al Dueño de la mies para que siga suscitando misioneros entre nosotros; oremos por ellos; tengamos nuestro corazón junto al suyo, y colaboremos generosamente, con unos euros, los que podamos compartir. La colecta que se realiza en todas las parroquias y templos el día del DOMUND está destinada a hacerles sentir nuestra fraternidad, gratitud, cercanía, apoyo y admiración por los misioneros.

Tenemos el ejemplo y estímulo de los santos misioneros de la Diócesis; que ellos intercedan por todos. Que interceda la Virgen María, la primera misionera, que fue capaz de salir de Nazaret, afrontando las dificultades y se puso en camino hacia la montaña para llevar la alegría a la casa de Zacarías, Isabel y el pequeño Juan.