Desde el pasado 10 de enero, nuestro obispo D. Mikel permanece en Cuba -acompañado por su hermano, Alfonso Garciandía Goñi, y Jesús Rodríguez Torrente- para dirigir Ejercicios Espirituales a los presbíteros de isla. En una entrevista al Servicio de Comunicación de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, nuestro obispo destaca que esta visita y los Ejercicios Espirituales se enmarcan en un contexto especial: el Año Jubilar de la Esperanza. “Considero que la esperanza es fundamental -afirma nuestro obispo- y vamos a reflexionar sobre cómo nosotros, como sacerdotes, podemos ser signos vivos de esa esperanza para un pueblo que tanto la necesita”.
La idea original del viaje a Cuba llevaba más de un año en planificación y surgió de una conversación con Ariel Suárez Jáuregui, un amigo de los tiempos de formación en Roma.
Inicialmente, D. Mikel había planeado pasar todo enero de 2025 en la isla, pero su nombramiento episcopal en octubre de 2023 requirió ajustar los planes. “En lugar de estar yo en las tres arquidiócesis dando las tandas de ejercicios, propuse que lo hiciéramos en equipo. Mi hermano Alfonso y el padre Jesús Rodríguez Torrente, que son grandes compañeros en la misión pastoral, me acompañan para que podamos llegar simultáneamente a La Habana, Camagüey y Santiago”, ha explicado.
Un año de aprendizaje como obispo
Este primer año de Mons. Garciandía como obispo de Palencia ha sido, según sus palabras, un periodo de escucha y adaptación: “He intentado conocer a fondo a las personas y los retos de la diócesis, que enfrenta problemas comunes como la despoblación y el envejecimiento. Estoy comprometido con impulsar el plan pastoral ya existente y llevarlo más allá”.
Unidad de los Cristianos
El 17 de enero, D. Mikel inaugurará la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos en la Iglesia Presbiteriana de La Habana. Su conferencia se centrará en dos pilares: el aniversario de 1700 años del Concilio de Nicea y la pregunta que Jesús hace a Marta en el Evangelio: “¿Crees esto?”.
“La unidad cristiana es un reto, pero también una llamada a confiar en que el Espíritu Santo puede hacernos uno de nuevo. Es un momento de reflexión profunda sobre nuestra fe y nuestra misión como iglesia universal”, ha destacado.
Cuba: un pueblo de fe viva
Aunque nuestro obispo ya conocía Cuba por referencia de amigos, su experiencia directa en la isla le ha dejado una impresión profunda: “Me ha sorprendido la alegría y la vitalidad de las comunidades cristianas, pese a las dificultades que enfrenta el pueblo cubano. La fe aquí es un empuje que inspira y renueva. Espero llevarme esa frescura de la fe cubana para nuestras comunidades en España, que muchas veces están más envejecidas”.
Antes de regresar a España, el obispo ha querido dejar un mensaje a los sacerdotes cubanos: “Aprovechen los ejercicios espirituales como días de gracia, días para sumergirse en el Señor y dejar que Su palabra penetre profundamente en el corazón. Solo así podremos comunicar esa esperanza renovada a nuestros hermanos”.