Rezar por la Unidad

Rezar por la Unidad

Al menos una vez al año, se invita a los cristianos a evocar la oración de Jesús para sus discípulos: «para que todos sean uno ... para que el mundo crea ...» (Jn 17, 21). Y en nuestra diócesis lo haremos de manera especial, el próximo 25 de enero, a las 18:00 en la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Calle.

Los corazones se conmueven y los cristianos se reúnen para orar por su unidad. Católicos, ortodoxos y evangélicos unidos por una misma causa: Jesús de Nazaret, pues la unidad nace porque cada uno de nosotros amamos nuestra fe y, de esta manera, comprendemos lo importante que es la fe que profesa nuestro hermano.

La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos es ocasión propicia para que conozcamos mejor el diálogo y camino compartido de la Iglesia católica con las Iglesias y Comunidades eclesiales, llevado adelante con gran esfuerzo y dedicación.

Esta semana de oración se celebra del 18 al 25 de enero, entre las festividades de la confesión de San Pedro y la de la conversión de San Pablo.

 

«Actúa siempre con toda justicia» (Dt 16, 18-20) es el lema para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2019. En el camino a la unidad visible plena de la Iglesia, nos une el fin de dar testimonio de Cristo en el mundo actual. En esta ocasión, los materiales de oración para la Semana se han pedido a las Iglesias y comunidades de Indonesia. Para profundizar en la reflexión sobre la unidad y la justicia, se ha escogido un tema para cada día:

 

Día 1 - Que fluya el derecho como agua (Amós 5, 24)

A veces los cristianos estamos comprometidos con las plegarias y las celebraciones, pero menos preocupados por los pobres y los marginados. Oramos en la iglesia, pero al mismo tiempo oprimimos al prójimo y explotamos el medio ambiente. Jesús nos recuerda que el signo exterior del culto auténtico de Dios es actuar con justicia. Cuando los cristianos trabajan juntos para escuchar el grito de los pobres y oprimidos, crece la comunión entre ellos y con Dios.

Día 2 - Decid simplemente: «sí» o «no» (Mateo 5, 37)

La violencia no se ejerce solo a través de la agresión física, sino también por medio de la habladuría y el rumor malicioso. La mentira destruye las relaciones entre las personas, y el engaño quebranta la unidad de la Iglesia. Se nos llama a ser honestos y responsables hacia los demás, para poder crecer en comunión. Si lo hacemos, no será el espíritu del maligno el que esté con nosotros, sino el Espíritu Santo de Dios.

Día 3 - El Señor es clemente y compasivo (Salmo 145, 8)

El amor de Dios supera las fronteras de etnia, cultura, raza y religión. Dios incluye a todos, hombres y mujeres, pecadores y justos, en su plan de salvación, sin tener en cuenta su procedencia. En medio del creciente fanatismo étnico y religioso y el aumento de la intolerancia en el mundo, los cristianos pueden prestar un servicio a la familia humana uniéndose para dar testimonio del amor de Dios.

Día 4 - Contentaos con lo que tenéis (Hebreos 13, 5)

La fragilidad humana y la codicia llevan con frecuencia a la corrupción, la injusticia, la pobreza y el hambre. Vivir con más sencillez y preocuparnos por los demás compartiendo nuestros bienes, puede ayudarnos a hacer de la casa común, un lugar más justo.

Día 5 - Para llevar a los pobres la buena noticia (Lucas 4, 18)

Dios escucha el grito de las víctimas de la injusticia y jamás abandona a los que son explotados. Vivimos en un mundo globalizado en el que la marginación, la explotación y la injusticia proliferan. La brecha entre los ricos y pobres se hace cada vez más grande. Es difícil poder disfrutar de la paz si no hay justicia.

Día 6 - Se llama Señor del universo (Jeremías 10, 16)

Nos enfrentamos a una gran crisis ecológica global. En nombre del desarrollo, se talan los bosques y la contaminación destruye la tierra, el aire, los ríos y el mar, haciendo imposible la agricultura y la obtención de agua potable y causando la muerte de animales. Cuando nos unimos con otros cristianos para defender nuestra casa común, no solo nos comprometemos activamente, sino que obedecemos el mandato del Señor de proclamar la buena noticia del amor sanador y restaurador de Dios a toda la creación,

Día 7 - ¡Grande es tu fe, mujer! (Mateo 15, 28)

La marginación y el rechazo de la voz de la mujer siguen presente en nuestro tiempo. Incluso dentro de la Iglesia con frecuencia somos cómplices de culturas que devalúan a la mujer, del horror que supone la violencia contra las mujeres, de los niños arrebatados a la fuerza de sus casas y del drama del tráfico de seres humanos. Al escuchar juntos la llamada de Dios, estamos llamados a unirnos en una acción común contra el flagelo de estos males.

Día 8 - El Señor es mi luz, mi salvación (Salmo 27, 1)

La codicia, la violencia, la exclusión, la explotación, la pobreza, la contaminación, el hambre y la trata de personas... son desafíos a los que se enfrentan todos los cristianos. Algunos de estos pecados también oscurecen la vida de las Iglesias, quebrantando su unidad y quitando fuerza a su testimonio ante el mundo.

La injusticia con frecuencia nos entristece o indigna. Pero la esperanza debe mover al cristiano, porque el Señor es su luz y su salvación.