En la mañana de hoy, la Iglesia de San Francisco ha acogido la Eucaristía de la Solemnidad del Corpus Christi y del Día de la Caridad.
Nuestro obispo ha comenzado su homilía saludando a la comunidad reunida, al Cabildo, a los sacerdotes, a las autoridades presentes -a las que ha dado expresando su deseo de colaborar desde la independencia para el bien común de los palentinos, especialmente los últimos como ya se viene haciendo- y a los niños de Primera Comunión y su padres y catequistas.
En el día grande que hoy celebramos, Don Manuel ha recordado el lema que Cáritas nos propone para el Día de la Caridad: “PON EN MARCHA TU COMPROMISO PARA MEJORAR EL MUNDO”. Hay que mejorar el mundo en el que vivimos con tensiones, guerras, desigualdades, hambres, condiciones indignas de las personas, especialmente de los niños. Y ha afirmado que “la situación no mejorará sin tu compromiso. Que no consiste sólo el votar cada cuatro años, sino en comprometerse cada día para que sea posible”.
“¿Cómo es posible?” se preguntaba nuestro obispo y afirmaba “No hay posibilidad de una mueva humanidad sin hombres nuevos, que tengan un corazón nuevo, una mente nueva, los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad” y ha añadido “Tiene que darse un cambio interior, personal y colectivo”.
Para los cristianos, la referencia es “Jesucristo, su persona, su palabra, su entrega. Tenemos que mirar más a Jesús, conocerle más, amarle más y seguirle más. No sólo admirarle, adorarlo, amarle y seguirle”.
Don Manuel ha invitado a los presentes a que “después de mirarle y adorarle” hagamos lo que Él hace “amar como él lo hace en la Eucaristía: Se entrega, se da en comida y bebida, derrama su sangre para el perdón. Se nos dona. Hagamos lo mismo”.
En un momento posterior, nuestro Obispo ha entablado un diálogo con los niños y niñas presentes en San Francisco, que este año han hecho su Primera Comunión.
Don Manuel ha animado a los niños y niñas a dar gracias por los regalos recibidos. Dar gracias por la vida, por sus padres, por los hermanos, por los abuelos y resto de familiares, por los amigos, por sus parroquias y catequistas, por ir al colegio… y por haber recibido el mejor regalo que podemos tener: Jesús. Asimismo, nuestro Obispo le ha invitado a ser regalo para los demás y a dar lo mejor de sí mismos.