La Fase Diocesana del Sínodo en Palencia - "Por una Iglesia sinodal"

La Fase Diocesana del Sínodo en Palencia - "Por una Iglesia sinodal"

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El 20 de junio se hizo público el Instrumentum laboris -documento de orientación para los trabajos de la Asamblea General de octubre de 2023 y del 2024- sobre el tema de la sinodalidad. Un documento fruto de las aportaciones de las etapas diocesana y continental y da cuenta de la experiencia de las Iglesias de todo el mundo.

Un documento para el discernimiento “durante” la Asamblea General, pero al mismo tiempo una preparación “con vistas” a la asamblea para los participantes y los grupos sinodales: “La finalidad del proceso sinodal -se especifica- no es producir documentos, sino abrir horizontes de esperanza”.

El Instrumentum laboris consta de un texto y quince fichas que aportan una visión dinámica del concepto mismo de “sinodalidad”. Más en detalle, hay dos “macro-secciones”: una primera que destaca la experiencia de los dos últimos años y el camino a seguir para llegar a ser cada vez más Iglesia sinodal; y una segunda que destaca las “tres prioridades”, en el centro del trabajo en octubre de 2023, vinculadas a los tres temas principales.
 

Retransmisión del Encuentro Final de la Fase Diocesana del Sínodo

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● SALUDO del OBISPO de la DIÓCESIS

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Saludo Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia

● RELATO del PROCESO SINODAL en la DIÓCESIS

En Palencia hay un Equipo Diocesano, formado por 3 laicos, 3 sacerdotes y 2 religiosos, encargado de diseñar el Plan y las Programaciones diocesanas. Nuestro obispo nos propuso, en julio de 2021, asumir también la animación del proceso sinodal. Tras un primer momento de desconcierto, porque aún no había salido ningún material desde Roma (julio/agosto), comenzamos a ilusionarnos y a compartir experiencias de sinodalidad vividas en nuestra diócesis, a soñar con una Iglesia donde la estructura no nos aleje de la fraternidad, más fiel al Evangelio y en la que son reconocidas las voces del barrio, del pueblo..., más allá de la parroquia.

En septiembre nos llegó el material de Roma. Después de estudiarlo, afrontamos el reto de traducirlo a un material de trabajo sencillo, fácil de trabajar y entender, que mantuviera íntegras las claves fundamentales del Sínodo. Seleccionamos 5 bloques y fuimos adaptando las preguntas a los destinatarios: a los niños, a los jóvenes y a los adultos.

Los niños han participado con un juego de la oca. Con los jóvenes el trabajo se ha planteado a partir de dinámicas participativas. Y el material de adultos responde a un cuestionario de preguntas en torno al hilo conductor. Elaboramos un cuarto material de trabajo, adaptando el lenguaje y la tarea, para personas, grupos y colectivos sociales, on el fin de escuchar también “a los que no creen o están en ámbitos de exclusión” -como señala el Papa Francisco-. Por último, y aunque no es lo ideal –porque se pierde la clave fundamental de la escucha y discernimiento con otros-, abrimos un cuestionario Google para aquellos que quieren participar de forma individual, expresando su sentir sobre nuestra Iglesia.

Todo esto ha estado acompañado de una guía para animadores y de ayuda a los grupos, elaborada a partir del Vademécum y el Documento Preparatorio, con algunas claves importantes: cuál es el objetivo, qué fases hay, qué actitudes cuidar, cómo evitar trampas, etc.

El hilo conductor de todos los materiales es el mismo: discernir con otros sobre el sentir de nuestra Iglesia (momento actual y propuestas de futuro) y vivir una experiencia de participación y comunión. Y este discernimiento se ha hecho escuchándo-nos, y escuchando el Evangelio.

A finales de septiembre se lanzó la convocatoria, la difusión del proceso sinodal. Teníamos que contagiar el entusiasmo, dar razones para creer en este proceso. Lo primero fue convocar a todo el Presbiterio de Palencia.

El 16 de octubre celebramos nuestra Asamblea Diocesana. Se convocó a los Consejos Pastorales de las zonas y de las parroquias, a animadores de grupos, movimientos y asociaciones, etc. Presentamos el proceso sinodal y, a lo largo de la mañana, se trabajó en 9 talleres en torno a las claves de participación, comunión y misión (talleres sobre la escucha activa, la animación, el acompañamiento, el discernimiento, etc.). Al día siguiente, con una Eucaristía en la Catedral, celebramos la aperturta del proceso sinodal en la diócesis.

Se crearon los Equipos Sinodales de Zona/Arciprestazgo. Han sido equipos operativos de 4/5 personas (2 laicos y 2 sacerdotes, y, si se da el caso, un religioso). Tuvimos varias reuniones para presentar sus funciones, compartir el trabajo que se iba realizando y ver dificultades, etc. Estos equipos han tenido la misión de animar en su zona el proceso sinodal, cuidando de que llegara a todas las parroquias y unidades pastorales. De esta manera se fueron constituyendo los Grupos sinodales en los distintos espacios y dinamismos eclesiales de la diócesis. En las parroquias, grupos de catequesis, liturgia, Consejos Pastorales, movimientos de Acción Católica, de matrimonios y nuevos movimientos, Manos Unidas, Cofradías; en los colegios, profesores de religión para trabajar con los niños y jóvenes, etc. Los grupos nuevos que se han creado en este momento expresan la intención de querer continuar, la riqueza de compartir, ser escuchados y escuchar.

Hemos buscado una participación “más plena”, acercándonos y escuchando también a gente que no está en nuestro círculo creyente, a alejados de la fe, no practicantes (asociaciones culturales, universidad popular, centros sociales, escuelas universitarias y mundo de la cultura). Nos hemos acercado a algunos ámbitos de pobreza y exclusión, escuchando a reclusos de la cárcel y funcionarios, centros de “personas sin hogar” y “personas con discapacidad”, enfermos de centros asistenciales de las Hnas. Hospitalarias, etc. Ha sido interesante también la aportación de un grupo de personas de otras confesiones (musulmanes y ortodoxos).

Tuvimos una reunión con el Consejo de la CONFER de Palencia. Han participado en el proceso sinodal desde tres ámbitos: integrándose en los grupos de las parroquias, donde ya trabajan y participan, formando grupo en sus propias comunidades, o bien trabajarlo desde sus ámbitos de acción: colegios, residencias, etc (con el voluntariado, con las personas que acogen y acompañan...).

Hemos querido cuidar la Formación. Contamos con la presencia de D. Luis Marín (Subsecretario de la Comisión en Roma para el Sínodo), que comentó las claves fundamentales del proceso. En febrero invitamos a Dña. Cristina Inogés (Comisión Metodológica para el Sínodo en Roma) y nos aportó diferentes aspectos de la corresponsabilidad. A lo largo del curso nuestro Obispo, D. Manuel, en diferentes medios diocesanos, también ha lanzado y desarrollado algunas claves del trabajo sinodal en curso.

La proyección del trabajo sinodal en los Medios de Comunicación locales ha servido para difundir y abrir cauces de participación. Nos reunimos con la oficina de medios de comunicación de la diócesis para programar diferentes acciones: grabación de cinco audios sobre algunas claves del sínodo como la escucha, la participación, la importancia de hacer camino juntos, etc..., artículos en prensa, presencia en radio y otras. Tuvimos la suerte de compartir espacio en la 2 de Televisión Española con Cristina Inogés. Las noticias en RRSS, en la web de la diócesis, etc, han favorecido la proyección del trabajo sinodal a la población palentina y también fuera de nuestra diócesis.

La Síntesis de la Fase Diocesana se ha elaborado recogiendo tendencias comunes y puntos de convergencia, junto a aquellos puntos que nos pueden abrir un nuevo horizonte. Esta síntesis se presenta en el Encuentro de Clausura de la Fase Diocesana.

● APORTACIONES

PROCESO de RECOGIDA de APORTACIONES
 
 Han sido muchas y diversas las voces que han llegado, las personas que han compartido su sentir, pensar y vivir sobre nuestra Iglesia.

 En el proceso de síntesis hemos querido cuidar la fidelidad a lo aportado, junto con la pedagogía de su exposición.

 Las líneas de futuro marcarán el camino de la Iglesia del Señor en Palencia.

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GRUPOS DE ÁMBITOS DE IGLESIA

CONSTATAMOS...

En general no nos sentimos bien escuchados por parte de la jerarquía de la Iglesia universal y española. A medida que sube el nivel jerárquico, disminuye la cercanía y la escucha. No favorece la buena imagen de la iglesia. Debería escuchar más la realidad actual que viven los hombres y mujeres de hoy. No sabe escuchar la nueva sociedad, está alejada y no muestra interés en esa escucha.

En cambio, en la Iglesia local, en la zona pastoral y en la parroquia, si nos sentimos escuchados. Tenemos espacios de encuentros abiertos, de cauces de participación, de escucha, (aunque a veces depende del párroco). Nos sentimos valorados como personas. Estamos aprendiendo a escuchar. Sí hay cauces diocesanos y parroquiales para tomar la palabra, poder expresarse y ser escuchados: Consejos Parroquiales, Asambleas, Delegaciones, Coordinadoras, el mismo Sínodo... Si participamos en algún grupo sí nos sentimos escuchados, pero fuera de la Parroquia es más difícil.

Pasan más desapercibidas las voces de los que no forman parte de algún grupo parroquial, las voces más críticas, las que pretenden innovar, las de los niños, jóvenes, mayores, pobres, personas alejadas, divorciados, homosexuales, mujeres, inmigrantes y cofradías. La Iglesia tiene dificultad para escuchar los signos de nuestro tiempo.

Las estructuras eclesiales, incluidas las parroquias, en general se muestran frías, mucha gente anónima y comprometida no encuentra el lugar ni el momento para proponer u opinar.

Falta imaginación y creatividad para dar a conocer la vida de la iglesia, los ámbitos de participación y todo lo que tiene de vida, de valores positivos, de aportación a la sociedad.

PROPONEMOS...

Potenciar la escucha y la participación activa y responsable en las acciones de la comunidad, en especial con edades intermedias y jóvenes. Cuidar actitudes como el respeto, la humildad, la corresponsabilidad, la confianza, la cercanía y la generosidad.

Mejorar los cauces de comunicación, difundir mejor lo que se hace, más medios de información, más creatividad para transmitir, desde el respeto y la tolerancia, lo bueno que tiene la Iglesia y que llegue a todos. Utilizar las redes sociales, las nuevas tecnologías y los distintos medios de que se dispone para conectar con la gente: hoja parroquial y diocesana, redes sociales, buzón de sugerencias, carteles informativos. Desarrollar más la coordinación entre parroquias.

Mas formación y protagonismo a los agentes de pastoral. Tenemos que formarnos para hablar, escuchar, sentirnos responsables y asumir responsabilidades. Ofrecer más espacios de participación, donde se tenga en cuenta también al entorno: grupos dinámicos, asambleas, talleres y encuentros de formación. Más formación sistemática y permanente en los laicos para favorecer la participación. Más concienciación del clero para asumir el protagonismo de los laicos. Saber delegar. Estructuras más abiertas y asamblearias, más decisorias que consultivas.

Mejorar la atención y acogida en las Parroquias a las personas distantes y en los momentos que vienen: funerales, bodas, bautizos, comuniones, devociones populares... Recibir a los que menos participan en la comunidad con empatía y respeto a las opiniones diferentes. Estar atentos a la pluralidad de la cultura, eliminando prejuicios y evitando moralizar.

Poner más empeño y dedicación a los jóvenes: hoy no son escuchados, se piensan propuestas para ellos sin ellos. No se dedica tiempo ni procesos para que nazcan propuestas que vengan de sus propias necesidades e inquietudes.


 
GRUPOS EN ÁMBITOS SOCIALES

CONSTATAMOS...

La escucha ha sido mínima a lo largo de los tiempos; históricamente la Iglesia tuvo el poder y el control, y no veía la necesidad de escuchar a nadie. Hoy sigue siendo desigual; Hay algunos temas en los que la escucha escasea.

Sigue encerrada en sus círculos de poder defendiendo intereses económicos más que espirituales, polarizada entre los extremadamente dogmáticos y los que quieren cambiarlo todo.

Se perciben dos Iglesias: la Iglesia jerárquica, que está más distanciada que nunca de la realidad; y la Iglesia de base, que sí que es mucho más cercana y sensible a las necesidades del hombre y la mujer contemporánea.

Se valora muy positivamente la labor de escucha que realiza Cáritas. También se pone en relieve la iniciativa del sínodo y su apertura a escuchar diferentes voces. Varios manifiestan sorpresa por ofrecerles la posibilidad desde la Iglesia de expresar lo que piensan, aunque no sean cercanos a la misma.

Los creyentes de otras religiones (musulmanes, ortodoxos...) se sienten acogidos en nuestras comunidades, respetados, y apoyados en sus necesidades.

PROPONEMOS...

Escuchar activamente y comprender mejor la diversidad de la sociedad. Actualizarse y escuchar a los jóvenes.

Acompañar a los que lo necesitan. La Iglesia debe de estar presente en los sitios donde se trabaja con los que más dificultades tienen.

Implicarse en los problemas y situaciones actuales: el papel de la mujer, la homosexualidad y la violencia de género, etc. Replantear y abrir el debate en torno al celibato.

Crear y potenciar foros y espacios de diálogo y escucha. Practicar la fraternidad y predicar con el ejemplo.

Transmitir un mensaje claro y consensuado que no lleve a confusión y desconfianza.

Valorar las experiencias que tiene la gente para analizar por qué cada vez hay menos gente en la Iglesia.
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CONSTATAMOS...

La mayoría de los jóvenes manifiestan sentirse poco escuchados y que tampoco se tiene en cuenta su opinión.

Algunos jóvenes sí expresan sentirse escuchados, sobre todo l@s que pertenecen a colegios religiosos o grupos parroquiales. Les ayuda a enfocar cuestiones y aprenden valores cristianos que dan sentido a su vida.

En general las parroquias están más cercanas a su realidad y escuchan mejor sus necesidades. Sobre todo participan en la celebración de los sacramentos.

Valoran muy positivamente la cercanía de la Iglesia a las personas excluidas o más necesitadas. (Se manifiesta en todos los grupos)

No existen cauces para expresar las opiniones y no se respeta al que opina diferente

La Iglesia tiene un pensamiento anticuado que no acoge las necesidades actuales de los jóvenes y sienten que no es su lugar.

PROPONEMOS...

Crear plataformas adaptadas para la participación de los jóvenes (los consejos actuales no lo son).

Ofrecer talleres de diálogo cristiano o crear puntos de encuentro en las parroquias.

Una Iglesia que crezca en cercanía, apertura y actualización para dar a conocer la Palabra de Dios.

Promover comunidades unidas.

Organizar actividades para los jóvenes, que los animen a participar, a expresar su opinión y escuchar sus necesidades.

Continuar escuchando y estando presente en la vida de los más frágiles y necesitados. Escucha sin juzgar las distintas sensibilidades

Desmitificar aspectos de la Iglesia.
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CONSTATAMOS...

Quieren que se les escuche en la familia, en la escuela, en la parroquia. En general se sienten escuchados en la Iglesia, principalmente por el sacerdote, por los catequistas y en clase de religión.

Hablan y escuchan hablar de Jesús y de religión en la parroquia y en la clase de religión. No suelen hablar de Jesús ni de lo que hacen en catequesis o en los grupos con los amigos, ni fuera de la parroquia o de la clase de religión. En la familia la mayoría lo hablan con los abuelos y, en menor medida, con sus padres.

PROPONEMOS...

Una Iglesia para todos, para niños, padres y abuelos, para toda la familia, abierta, cercana y acogedora. Escuchar más la voz de los niños en la Iglesia.

Adaptar el mensaje de Jesús con celebraciones y catequesis más amenas, pues hay “palabras y gestos” que no entienden.

Realizar actividades más divertidas para hacer amigos y conocer más a Jesús. Que la parroquia esté en las redes sociales. Que los adultos recen con nosotros. Lugares para reunirse los más pequeños.

En algún grupo piensan que las mujeres deberían participar más en la Iglesia.

● EXPERIENCIAS de SINODALIDAD VIVIDAS

IMPACTO del PROCESO SINODAL en NUESTRA DIÓCESIS
 
Ha supuesto una experiencia real de participación y escucha, de creernos y vivir la comunión y misión. El eco recogido nos habla de la dificultad de seguir con las mismas estructuras, y de cómo tenemos que aprender a ser Iglesia de otra manera. Hemos vivido este proceso sinodal, como una oportunidad para abrirnos, buscar, escuchar, hacer camino con otros y construir experiencias de Iglesia que dan sentido a la vida, yendo al origen -Jesús de Nazaret-.

Aunque nos falta camino por recorrer, ya hay espacios de corresponsabilidad, de “hacer camino compartido”. Sin embargo, vivimos la diversidad como una amenaza, cuando sabemos que compartir carismas y formas de vivir la fe son una riqueza.

El sínodo nos ha hecho vivir la experiencia de abrirnos al Espíritu, creernos que Dios habla en la historia, y está hablando ya en las personas, en cada pueblo y barrio, en el camino sinodal.

Y esto no acaba, es otro punto de arranque para nuestra diócesis, para seguir alimentando los grupos que se han creado, compartir las experiencias de comunión que se han vivido y seguir haciendo camino, abriéndonos a la lectura creyente de la vida y del futuro de nuestra Iglesia.

La relación, la convivencia, el compartir, los vínculos que se han formado.

El trabajo conjunto y la corresponsabilidad, la voluntad de vivir la unidad en la diversidad reconociéndonos en la tarea común. Ser comunidad. 

El crecimiento personal y sentimiento de pertenencia. Nos hemos sentido Iglesia.

Soñamos con una Iglesia sencilla, cercana, que forma parte activa de la sociedad, comprometida con los problemas del mundo.

Sentirnos escuchados y valorados.

La apertura a nuevos aprendizajes e implicaciones.

Entusiasmo vital.

La participación de todos, especialmente de las mujeres.

La experiencia de Dios en este proceso sinodal. Los ecos del Espíritu.

Nos cuesta aceptar que hay diferentes puntos de vista y formas/experiencias de vivir la fe. “Lo nuestro” no es lo mejor ni lo exclusivo. Y también diferentes ritmos de trabajo y de acción. Lentitud de los procesos.

Nos falta liderazgo en gran parte del laicado (y en sacerdotes también). Un liderazgo orientado al servicio, que cree en las personas, que contagia ilusión, creativo, que construye con otros.

La dificultad del inmovilismo por parte de los sacerdotes. Algunos no creen que esto “del sínodo” valga para algo, y otros se conforman con seguir haciendo lo de siempre. O bien hay reticencias y miedo.

El clericalismo. Si no pasa por la aprobación del cura, no se hace.

La pandemia genera miedo y prudencia para reunirse, verse.

Vivimos “mirándonos hacia dentro”, y nos falta ser una iglesia en salida, en misión.

Los jóvenes -y los adultos de 30 a 50 años- no tienen “vínculos” con lo eclesial y están ausentes en la vida y propuestas de la Iglesia.

Estamos viendo que es más fácil la reflexión que la práctica, que la ejecución de la tarea... nos falta creatividad, y también ganas de trabajar y buscar, crear y construir con otros.

Nos cuesta proyectar lo que somos en el lenguaje audiovisual, en los medios de comunicación. 

Somos comunidades pequeñas y despobladas (pequeños pueblos).

● LÍNEAS DE FUTURO ABIERTAS tras el Proceso Sinodal

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1. CONTAGIAR el ENTUSIASMO. En nuestra Iglesia de Palencia, hay personas ilusionadas, animadas, con ganas de construir, de echar una mano. Apasionadas por Jesús y el Reino. Quizás no sabemos muy bien cómo, pero entusiasmadas por crear lugares de encuentro, relaciones positivas, donde escucharnos, caminar con otros... y esto es ya una Buena Noticia.

Contagiar el entusiasmo y animar/invitar a participar en diferentes propuestas es un hilo sinodal, que se ha tejido en nuestra diócesis. Un hilo frágil que tendremos que ir anudando más de una vez, pero que esta sostenido por algo grande que llevamos entre manos, una Buena Noticia. Los cristianos decimos “vivir con ESPERANZA”, porque es posible acompañar la vida, acogerla, y leerla desde Dios.
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3. Vemos la necesidad de abrir NUEVOS HORIZONTES DE TRABAJO PASTORAL, es nuestro tercer hilo sinodal. Nuestra realidad es pequeña y frágil, la mayoría personas mayores, no hay relevo generacional. La pandemia nos ha “encerrado, aislado” y ahora cuesta volver al encuentro, hay ganas, pero también pereza y miedo. A la vez hay experiencias de cuidados de la persona, del grupo. Se han generado en la diócesis, en los arciprestazgos, espacios de crecimiento y de solidaridad.

Cuidar la escucha. Mas allá de oír, supone abrir “nuestro corazón” ... también a los que no se acercan a nuestros ámbitos de Iglesia y por supuesto a los “primeros en el Reino”, a los más “desfavorecidos”.

Tenemos el reto de abrir procesos de acompañamiento, para escuchar, acoger a la persona que narra, siente y busca. Ayudar a que se exprese. Profundizar. Comprender. Porque solo desde ahí, cercanos a las personas, se podrá des-velar la pregunta sobre el sentido de “lo que soy y hago”, y poder hacer el anclaje con la propuesta de Jesús de Nazaret. Superando una fe mágica y ritualista, poco personalizada y separada de la vida. El Sínodo nos ha ayudado a proponer metas ilusionantes, a ver, leer pistas de futuro para el trabajo pastoral de nuestra diócesis.

Se nos emplaza a impulsar la presencia del laicado en los ámbitos sociales, en los foros donde se debaten y gestan cuestiones del mundo (sostenibilidad, banca ética...).
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5. Palpamos la ausencia de personas que sean ANIMADORES/LÍDERES DE LAS COMUNIDADES, laicos que además de “echar una mano”, aporten, propongan, decidan. Y a la vez, hay laicos que arrastran a otros, por su entusiasmo, por su convencimiento. Así se entreteje el quinto hilo sinodal.

Protagonismo y formación de los agentes de pastoral. Formación para tomar la palabra, expresar, escuchar, proponer, asumir responsabilidades. Formación planificada y continua de laicos para favorecer el liderazgo. Personas preparadas y capacitadas, que se sienten acompañadas en su tarea.
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7. Se reconoce y afirma la importancia de celebrar la fe, pero se reclama una RENOVACIÓN DE LAS CELEBRACIONES para que sean más vivas y significativas.

Es el momento de repensar ritos, símbolos y esquemas celebrativos. Se demandan celebraciones participativas, alegres, epensar los lenguajes y conectar la vida con el Evangelio.

Necesitamos formación para comprender y vivir el significado de la celebración, de los signos y símbolos.

Poner en marcha nuevos espacios de encuentros celebrativos, distintas formas de celebración según las sensibilidades de los participantes (edad, mentalidad...).

De diferentes formas y lugares, también se emplaza a replantear el celibato opcional y el sacerdocio de la mujer.
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2. El segundo hilo sinodal es la ACOGIDA DE LA DIVERSIDAD, la APERTURA A LA PLURALIDAD, que nos ayuda a entrelazar caminos y experiencias, sumando esfuerzos, y sabiendo que en el centro están “los últimos” de esta tierra.

Somos diferentes, diversos, pero todos “tenemos atrapados el corazón por Dios”. Nos sentamos en la misma mesa, la del Pan y el Vino. Somos FRATERNIDAD. Y esto que ya es una experiencia, también es anhelo.

El Sínodo nos ha hecho tomar conciencia de lo que significa pertenecer a una comunidad, con diferentes lenguajes y experiencias, pero en sintonía con lo "fundamental". Sabiendo que unidad no es lo mismo que uniformidad. Se han creado y hemos tenido experiencias de camino con otros, de fraternidad, donde -escuchando al Espíritu- se ha querido dar respuesta a los desafíos del siglo XXI.
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4. En la Iglesia tenemos que aprender a vivir un NUEVO ESTILO DE RELACIONARNOS, curas y laicos, mayores y pequeños, cercanos y distantes... Cada encuentro es una oportunidad para mirar, escuchar e incorporar nuestra experiencia a la del otro. Porque esto es lo que nos hace construir juntos.

Un estilo marcado por el servicio y no por el poder. Donde la autoridad no se expresa en las palabras, sino en la coherencia de vida. Y unas relaciones donde la voz y el sentir de la mujer también forme parte del gobierno de la comunidad, donde el laicado incorpore su experiencia de fe y vida, junto a la de las personas consagradas, para construir desde la diversidad de carismas.

Facilitando así el diálogo con todo tipo de personas y realidades. Practicando la "cultura del encuentro", desde la empatía y el respeto a la pluralidad de personas, de realidades, de formas de ser y de pensar.

Cuidando la comunicación, los lenguajes y los medios de conexión. Con transparencia, creatividad, respeto y tolerancia. Con una propuesta positiva de valores en la sociedad y en favor de la persona.

Fomentando el "trabajo en red", dentro y fuera de la Iglesia, dispuestos a la colaboración y la coordinación con otros ámbitos o colectivos sociales, asociaciones, instituciones, etc.
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6. Necesitamos un CAMBIO EN LAS ESTRUCTURAS ECLESIALES y en los modelos organizativos, que nos lleve a cuidar la participación y la corresponsabilidad. El sexto hilo sinodal.

En este proceso han participado Consejos Pastorales diocesanos y de arciprestazgo, equipos eclesiales, y recogemos la valoración positiva de estos espacios. Pero también se expresa la necesidad de tener Consejos donde se ejerza la comunión real, donde la diversidad sea reconocida como riqueza y se fomente la toma de decisiones conjunta. No como una cuestión de derechos, sino de vocación y misión.

Se demanda el protagonismo del laicado, la voz de cristianos y cristianas que viven su fe y compromiso en el mundo y en la Iglesia. No es un tema de reparto de poderes, sino de vivir el servicio también desde el discernimiento y la toma de decisiones, junto a otros.

Una Iglesia inclusiva y no excluyente, que ofrece cauces de participación e impulsa la participación en la vida comunitaria. Donde se reconocen diferentes carismas y capacidades, en la que se distribuyen y asumen responsabilidades y tareas.
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8. El último hilo sinodal nos invita a la HUMILDAD y la CREATIVIDAD.

Humildad
para reconocer y aprender de nuestros errores, de las ausencias y necesidades que vivimos. Para acompañar la vida cotidiana, mirando como lo hizo Jesús. La transparencia y el testimonio serán rasgos que marcarán nuestra credibilidad en el mundo.

Y creatividad para adivinar cómo seguir adelante, con fidelidad a Dios y al mundo de hoy. Para recuperar “la esencia”; Quizás -también en la Iglesia- tengamos que desprendernos de muchas cosas. Cultivando un espíritu crítico y constructivo. Creyéndonos que Dios habla a través de la historia, de este proceso sinodal, y en el siglo XXI.

Y creatividad para comunicar mejor, para abrirnos a los lenguajes audiovisuales de nuestra época. Dando a conocer lo que ya se hace bien y aportando también nuestra originalidad.

● A modo de CONCLUSIÓN

El Sínodo y el Espíritu a través de este proceso, nos ha lanzado a soñar y trabajar en una Iglesia que teje vida, nuevas relaciones, “construye puentes, curas heridas”, como dice nuestro papa Francisco, “hospital de campaña”. Una Iglesia convencida de que Dios ya está en este mundo y no solo en los muros de las Iglesias.

Y esto es un REGALO, para seguir construyendo la Iglesia de Jesús de Nazaret, el Cristo, comunidades de vida, apasionadas por el Reino. No se nos puede pedir más de lo que somos capaces de dar (en nuestro momento, situación, edad). Esta realidad sencilla y a veces frágil, no puede apagar nuestra pasión por construir, buscar, salir. Las dificultades no nos han impedido soñar y caminar. Sabemos que Dios acompaña el camino, no estamos solos (Mt 28,20).
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La diócesis de Palencia afronta con ilusión la “fase diocesana” del proceso sinodal. Para nuestra Iglesia este proceso es, a la vez, un regalo y una oportunidad. Un momento propicio para escuchar y escucharnos, para mirar juntos hacia el futuro. Para poner nuestro granito de arena «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión».

Para ello, el Equipo Sinodal de nuestra diócesis ha diseñado una serie de materiales y recursos que quieren ayudarnos a vivir con intensidad este momento. Herramientas y metodologías concebidas para promover un auténtico tiempo de escucha participativo e inclusivo.

● MATERIALES

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● el PROCESO SINODAL en NUESTRA DIÓCESIS

Tres mensajes para un Camino Sinodal

¿Cómo va a ser la “fase diocesana”?

● el PROCESO del SÍNODO en detalle

Vivimos en un tiempo de cambios epocales y en una sociedad que se resiente de una pandemia mundial, de conflictos locales e internacionales, del impacto creciente del cambio climático, la migración, las diversas formas de injusticia, racismo, violencia, persecución y desigualdades crecientes en toda la humanidad.

En la Iglesia, el contexto también está marcado por el sufrimiento que experimentan los menores y las personas vulnerables “por el abuso sexual, el abuso de poder y el abuso de conciencia perpetrado por un número importante de clérigos y consagrados” Dicho todo esto, nos encontramos en un momento crucial en la vida de la Iglesia y del mundo.

En medio de este contexto, la sinodalidad representa el camino por el cual la Iglesia puede ser renovada por la acción del Espíritu Santo, escuchando juntos lo que Dios tiene que decir a su pueblo.

● EQUIPAJE para el CAMINO

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Se nos invita a leer, orar, estar abiertos al Espíritu, pensar, soñar, escribir, escuchar y compartir a través de las siguientes preguntas. Están situadas en 5 núcleos temáticos sobre diversos aspectos de la sinodalidad.
“Los momentos del pasado no permanecen quietos, se transforman en lo que seremos” (Marcel Trasm). Se trata de compartir cómo han sido nuestras experiencias de sinodalidad, personales y en la diócesis, de hacer camino con otros, juntos, participando corresponsablemente.


 ¿Qué experiencias concretas de nuestra Iglesia local recordamos como “sinodalidad vivida, camino hecho con otros, diversos y juntos”? Las enumeramos.

 Señala dos rasgos que definen la alegría de esa/s experiencia/s y otros dos que concreten las dificultades y obstáculos que se encontraron.

● animados por nuestro OBISPO

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● IGLESIA que ESCUCHA

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El pasado 4 de diciembre la "fase diocesana" del camino sinodal, y su desarrollo en Palencia, ocupó buena parte del programa "Frontera", que dirige y presenta María Ángeles Fernández en RNE. Para abordar esta cuestión el programa contó con la participación de Cristina Inogés, teóloga y miembro de la Comisión Metodológica del Sínodo, y Macu Martín, delegada del Sínodo en nuestra diócesis.
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● noticias del PROCESO SINODAL