En este segundo domingo de Adviento leemos el comienzo del evangelio de san Marcos que nos narra la predicación de Juan y el bautismo de Jesús en el Jordán. Hoy se nos habla de caminos y mensajeros.
Caminos
Desde las vías romanas que recorrían todo el Imperio hasta las modernas vías férreas o autopistas y líneas aéreas los hombres nos hemos preocupado de cuidar los caminos para relacionarnos, para comerciar, para viajar y disfrutar la vida. Reparamos y renovamos constantemente los caminos y carreteras. Construimos otros mejores y más rápidos para seguir acercando las personas.
Os invito a preguntarnos: ¿qué caminos usará hoy Dios para acercarse al corazón del hombre? Formulemos la pregunta de otra manera: ¿qué caminos tendrá que usar el hombre para acercarse a Dios?
Unas veces, por muy transitados y, la mayoría de las veces, por no haberlos recorrido, no encontramos los caminos que nos acercan al Señor. Igualmente podemos decir que los que Dios usa para acercase a nosotros. Podemos decir que están muy intransitables y con necesidad de allanarlos para poder recorrerlos. Hemos abandonado los caminos para acercarnos a Dios y olvidado los caminos por los que Dios se nos acerca a nosotros. Esta podría ser la razón de que el profeta grite “preparad los caminos”. Reparemos los caminos para que podamos ir a Dios y Dios pueda acercarse a nosotros. Tenemos que reparar, mejorar y construir nuevos caminos que nos lleven a Dios y por los cuales Dios se acerque a nosotros.
Mensajeros
El evangelio de hoy nos descubre la estrategia que Dios emplea para acercarse a los hombres. Se sirve de intermediarios, de mediadores, de mensajeros que nos acercan su palabra y nos proponen un nuevo comportamiento. No siempre somos conscientes de esta metodología que Dios emplea con nosotros. Más bien, llevados por nuestro individualismo creemos que no necesitamos de nadie para encontrarnos con Dios y para que Dios llegue a nosotros. La figura de Juan el Bautista nos muestra este modo de actuar de Dios. Él se presenta como mensajero que anuncia la presencia de Dios. Él nos invita a prepararnos para acogerlo, Nos propone descubrirlo y encontrarnos con Él. Juan muestra al Mesías, al Salvador, a los demás. Dios se sirve de él para acercarse a nosotros. ¿De qué mensajeros se servirá hoy Dios para acercarse a nosotros? ¿Qué mediadores usará el Señor para descubrir su presencia entre nosotros?
Todos debemos ser mensajeros que mostremos a Cristo a los demás y acerquemos a los demás a Dios. Este puede ser el compromiso de esta segunda semana de Adviento. Es posible que nuestra voz resuene en el desierto como la de Juan Bautista, pero no podemos callarnos y no anunciar la venida del Salvador. Haz resonar en tu entorno estas palabras: hoy envío mi mensajero para que os diga: Allanad los senderos del Señor.
José María de Valles - Delegado diocesano de Liturgia